junio 17, 2022

Somos la luz

No puedo imaginar el tiempo que ha pasado desde el inicio de todo, desde aquel momento en que nacimos como seres materiales, cuando abandonamos la seguridad del origen, el hábitat en el cual nos desenvolvíamos a voluntad fluyendo en la certeza de quienes éramos y nuestro lugar dentro de la existencia misma. Es imposible para mí recordar con precisión todos los acontecimientos que se han llevado a cabo desde el día uno, cuando la luz descendió y nació el día porque antes que la luz apareciera todo era oscuridad. 

La luz original sigue aquí esperando que la recuerdes, que nuevamente te pongas en el camino trazado, la misión. Llegamos al punto sin retorno donde eso es una locura, donde creemos que lo que somos es este pedazo de materia, solo piel, huesos y emociones absurdas. Tanto ha trabajado el enemigo en hacernos creer esto que ya lo asumimos y enseñamos a nuestros hijos, generación tras generación. Aparentemente no hay mucho que podamos hacer, por un lado la luz se revela y quiere hacer de este un mundo mejor, pero si no sabemos quiénes somos eso no importa, porque hacer este mundo mejor se basa en lo material, en mejoras físicas y no lo realmente importante. 

Absolutamente todo en el plano material es destruible, no importa hacer el edificio más alto, el búnker más sólido, de las grandes construcciones que erigimos alguna vez se dice que son estructuras recientes, a pesar de haber sido hechas con una tecnología inexistente en la época, ellas siguen resistiendo el paso del tiempo como recordatorio de quienes somos y lo negamos con afirmaciones ridículas de un pasado mucho más complejo que la historia que se cuenta. Y todo esto tendrá un fin una vez más alejándonos de la verdad, del origen, de la misión, estamos cerca del colapso de este sistema como un río llegando a la gran cascada, caeremos en picada sin más. 

Pero la luz persistirá, está aquí y solo tiene una forma de salir, la conciencia de ser luz en el plano físico, reconocernos como luz que habita un cuerpo material transitorio, no para vivir experiencias de porquería, de dolor y lamento, ni para sacrificarse ni ayudar a ningún imbécil, esas tonterías las inventó el enemigo para apartar la luz de nosotros, aquí no hay héroes, ni ángeles ni seres superiores, ni alienígenas buenos ni hermanos mayores, ni dioses ni diablos, todo es el más grande de los engaños para atrapar a la luz en la espera de su partida. La misión al parecer era venir, tomar la información de este lado material y volver, pero el enemigo aprovechando la situación ha puesto a la luz en un estado de espera milenaria confundiendo a su parte material que al desconocer su existencia queda atrapado en un renacer constante en el mundo material cada vez más lejos de la verdad sobre quién es y sobre la luz. 

Perdemos nuestro tiempo aquí tratando de mejorar algo que no va a mejorar, alejándonos del recuerdo de nuestro verdadero ser enfocándonos en lo material, entiende que todo aquí morirá de una u otra manera, el tiempo lo destruye todo, mas la luz sigue esperando que seamos ella y dejemos atrás todo este enredo, el mundo no es nuestro, solo la luz es nuestra y es todo lo que necesitamos, hay que abandonar la falsa misión, este lugar no nos pertenece ni pertenecemos a él.

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