abril 05, 2009

EL NOVATO - (Fanfic Caballeros del Zodiaco) [1]



Los dioses no escapan a los ciclos del destino, una guerra se ha llevado a cabo cada 250 años aproximadamente, la Tierra ha corrido el riesgo de ser gobernada por ambiciosos dioses con sus propias ideas para lidiar con los humanos. Una diosa, Athena, se convirtió desde tiempo mitológicos en la protectora y sin embargo sus enemigos jamás han desistido. Hades es uno de ellos y su propósito ha tomado un nuevo giro en esta nueva guerra.

Siendo que el ejército del dios de los muertos es conocido como almas selladas hace cientos de años en este tiempo y por mandato del dios las cosas han cambiado. Al despertar nuevamente en esta época los planes de Hades han dado paso a la renovación de su ejército reuniendo a guerreros dispuestos a entrar en su reino oscuro por propia voluntad y ellos son llamados Caballeros de Hades.

Cada cierto tiempo un nuevo aspirante se adentra en las tierras del Inframundo, pero no todos logran su objetivo, muchos no superan las pruebas o se pierden por el camino. Pertenecer al selecto grupo de los Caballeros de Hades no es tarea para cualquiera, a diferencia de otros ejércitos donde no hay requisitos previos para entrar en su territorio, en el Inframundo solo existen dos formas para ello: una es ser revivido de entre los muertos por el mismísimo Señor Hades para convertirse en un caballero; la otra es despertar la conciencia Araya o Arayashiki, también conocido como el Octavo Sentido, el cual se debe adquirir antes de entrar en el mundo de los muertos.

En el Castillo de Hades se encuentran las escaleras al reino de los muertos. Esta es la entrada principal por donde pueden pasar todos aquellos que deseen ir. Los espectros cuentan con la protección de Hades por lo que pueden ir y venir estando vivos, pero todo aquel que no lo sea perderá su vida y se volverá un fantasma, a menos que despierte su octavo sentido.

Así es como un nuevo aspirante llegó al Inframundo para convertirse en un Caballero de Hades.

_____

«Luego de un largo entrenamiento en el Fin del Mundo he decidido ir por mi armadura a aquel lugar donde el sol no ilumina, donde huele a muerto por doquier, allí donde todo aquel que ose entrar deberá perder toda esperanza.

Y ¿por qué a ese lugar y no otro? Simplemente sé que mi corazón late intensamente y una gran emoción me llena el cuerpo al oírlo nombrar.

Eso sucedió la primera vez que lo escuché, cuando aquella chica lo dijo supe que hacia allá debía partir. Sí, a veces me pregunto cuál habría sido mi destino si ella no se hubiese aparecido casi al terminar mi entrenamiento.

De un momento a otro estaba allí cubierta casi completamente por una capa que apenas dejaba ver su rostro. Le exigí que se mostrara, pero dijo que no era necesario ya que volveríamos a vernos. Fue entonces cuando nombró el ejército al cual pertenecía y una gran emoción me invadió, sentí que debía ir allá, pues había sido además invitado especialmente.

Y luego de un largo viaje llegué hasta el Castillo de Hades en busca de la entrada al Inframundo».


ATRAVESANDO LA PUERTA HACIA EL INFRAMUNDO


«Entro al castillo, reviso el lugar que estaba totalmente abandonado y en ruinas hasta hallar las escaleras. Entonces un gran agujero se encontraba frente a mí y debía lanzarme para llegar a mi objetivo. Me quedo viéndolo un momento, pero no hay dudas en mi mente, de inmediato enciendo mi cosmos hasta lo más alto y en mi mente solo esta el gran anhelo de conseguir mi armadura. Esa armadura se encontraba en las profundidades del mismísimo infierno y debía ir por ella a como diera lugar. Así que me lanzo hacia el mundo de los muertos sin más vacilación».

Un cosmos púrpura cubrió el cuerpo del joven y lo protegió de perder la vida al entrar al Inframundo. Más tarde despertó y sus ojos vieron por primera vez el oscuro y enrarecido cielo.

— ¿Acaso este es el Inframundo? ¿Estoy muerto o vivo?—se miró sus manos asombrado por lo ocurrido—. Sí, lo he logrado.

Se levantó algo tambaleate y caminó por el lugar sin saber exactamente hacia donde dirigirse.

— Creo que estoy perdido...—entonces vio algunas almas por el lugar, cuerpos sin rostro que caminaban en una dirección como guiados a su destino, por lo que decidió seguirlos.

Finalmente llegó hasta la puerta principal y leyó la tan famosa inscripción en ella.

— "Aquel ser que entre deberá abandonar toda esperanza" Que frase tan bella...—sonrió—. Ciertamente he llegado al infierno, me pregunto que debo hacer ahora.

Entonces una figura femenina de largo cabello negro atado en una trenza que caia sobre su hombro y vestida con armadura púrpura le habló desde lo alto de la puerta.

— Vaya, un novato, bienvenido o lo que sea —le dijo ella con cierto desgano.
— Yo reconozco tu voz, por favor acércate, no alcanzo a verte—sabía de quien se trataba.

La amazona se levantó y de un salto llegó hasta donde estaba el caballero dejando ver en pleno su ropaje sapuri Escorpión. Lo miró de pies a cabeza con detenimiento un poco pensativa pero sin mostrar mucho interés.

— Sígueme —dijo dándole la espalda y empezó a caminar.
— Espera, tu me contactaste ¿no me recuerdas? Tú dijiste…
— Sí, sí, bla, bla, bla, lo que sea, ya apresúrate —le hizo un gesto con la mano para que le siguiera.

El joven no supo qué más decir así que solo la siguió en silencio hasta que llegaron a la orilla de un inmenso mar.

— ¿Qué es esto?—dijo el aspirante sorprendido.
— Es el Río Aqueron o Aqueronte como lo llaman algunos—la amazona sacó una moneda de plata del costado de su armadura.
— ¿Y cómo es posible cruzar? Además, no me has dicho…
— Mira —le dijo en tono alto y algo rudo—.Si quieres ser un Caballero de Hades debes cruzar las 8 prisiones hasta llegar al palacio principal en Giudecca, bla, bla, bla,…—le dijo con desgano—¿Por qué diablos tengo que decir lo mismo una y otra vez?, que flojera.
— Comprendo, pero…
— Cara o sello —lo interrumpió sonriéndole, su actitud era ahora entusiasta.
— Emmm… ¿y eso?
— Cara o sello —lo miró con cara de poca paciencia esta vez.
— Supongo que… Emmm, ¿cara?

La joven lanzó la moneda al aire, la atrapó y la puso en el dorso de su mano. Al descubrirla se la mostró al aspirante.

— Sello —le dijo ella con una sonrisa.
— ¿Y eso qué significa?—el joven caballero la miró desconcertado.
— Significa que…—en ese momento tomó al joven de sus ropas y lo lanzó al río—¡Significa que te vas nadando!—rió ella de buena gana.

El aspirante se levantó rápidamente salpicando un poco asustado, el agua le llegaba a sus rodillas ya que se encontraba en la parte poco profunda, entonces la miró con el rostro algo desencajado.

— ¿Cómo dices? ¿nadando? Acaso…
— Bla, bla, bla, por qué son tan parlanchines, ¡ya vete chico! —le gritó y le hizo una mueca.
— Debe haber una barca...—la miró seriamente sin moverse de su sitio, pues pensó que la chica le quería "tomar el pelo".
— Pues yo no veo ninguna —le dijo ella burlonamente.
— Está bien, he entrenado en condiciones muy difíciles —el aspirante a caballero se resignó y comienzó a nadar.

Una vez que se alejó un poco nadando por la turbia agua la amazona le dijo:

— ¡Saludas a los muertitos de mi parte!—y comenzó a reírse esta vez a carcajadas.
— ¿Muertitos?...

Entonces los cadáveres del río comenzaron a tirar del joven para hundirlo, uno a uno atraparon sus pies, brazos y torso. Son las almas de aquellos que no pertenecen ni al cielo ni al infierno por lo que vagan eternamente en la orilla del río y muchos de ellos se internan en las aguas tratando de cruzar.

— ¿Qué? ¡No puede ser! —exclamó sorprendido.

El joven aspirante luchó por mantenerse a flote golpeando a las almas y forcejeando con ellas, mientras la amazona lo observaba y se reía hasta las lágrimas en la orilla.

— Ja, ja, ja, ¿De verdad pensaste que podrías cruzar a nado?—se burlaba—. ¡Todos caen!, ja, ja, ja —se tiró al suelo de tanto reír.
— ¡No te burles!—dijo el caballero rodeándose de su cosmos púrpura y comenzó a golpear los cuerpos para continuar muy decidido.
— En verdad tienes agallas, chico —murmuró ella en la distancia de la orilla siempre observándolo.

Los muerto no desistieron en su empeño, no dejaron escapar al joven pues eran muchos e insistentes y en un momento lograron hundirlo por completo en el oscuro río.

— Ahí va otro...—se levantó ella secándose las lágrimas—. No es mi culpa que sean tan débiles...

Pero aun no había terminado, una esfera brillante púrpura se asomó en la superficie del río y explotó con gran estruendo. Los cuerpos destrozados por la explosión comenzaron a flotar y el joven reapareció de entre la aguas con un hondo respiro.

— ¡Lo lograré como sea!—dijo decidido y continuó a pesar de estar muy agotado.

En ese momento alguien lo jaló del brazo y lo tiró dentro de una barca alargada. Era la joven amazona que ha ido en su rescate inesperadamente.

— Hey, eres fuerte… tú si sabes como impresionar a una chica—le guiñó un ojo al desconcertado muchacho.
— COF, COF —tosió algo ahogado—. Me ayudaste, no me lo esperaba.
— Pues, hay cosas que se deben cumplir —le sonrió y empezó a remar.
— Supongo que gracias —dijo el joven mientras se acomodaba en la barca.
— No lo tomes personal, solo es un juego.
— ¿Un juego?
— A algunos les sale tomar la barca, pero no llegan lejos luego de pasar el río. Vivir aquí puede ponerse muy aburrido. Siempre es bueno ver a un novato, pero es muy difícil que logren pasar todas las pruebas.
— Entonces lo que haces es…
— ... burlarme de los nuevos como tú, ja, ja, ja.—lo interrumpió para completar su frase—.En verdad pasar mi prueba no te asegura pasar las otras y más bien es cuestión de suerte.
— Bueno, me alegro de haber pasado esta —dijo aliviado apoyado en el borde de la barca.
— Por cierto, soy Sekiam, Caballero de Hades Sapuri Escorpión. Y claro que no te recuerdo bien, fue hace tiempo, además no eres el único al cual me he tomado la molestia de invitar, así que si fui yo quien te pidió venir es posible que logres avanzar bastante.
— Me da gusto Sekiam, entiendo que no me recuerdes, soy Eleazar y te sorprendería saber que vengo por la armadura…
— No me interesa —lo interrumpió de inmediato—¿Cuántas veces crees que he oído lo mismo?
— Lo lamento, pero es que yo…
— Pues, no me molestan los nuevos, es solo que… bueno, espero que llegues a conseguir esa armadura cualquiera que sea.
— La conseguiré, ya verás Sekiam —dijo con confianza y comprendiendo la situación, luego de un momento tuvo curiosidad —¿Tardaremos mucho?
— Mmm… te recomiendo que descanses y no te preocupes… no te tiraré de la barca cuando estés dormido ja, ja, ja —se burló como era su costumbre.

El joven la miró con desconfianza y ella lo golpeó levemente en la cabeza con el remo.

— Es broma, puedes confiar en mí, aunque si no quieres, pues es tu decisión.

Eleazar se sentía muy agotado por el esfuerzo además del largo camino que recorrió para llegar hasta allí así que se durmió apoyado en el borde de la barca. Más tarde se despertó y escuchó a alguien cantando, era Sekiam.

—  «Cuando la luna se pone regrandota como una pelotota y alumbra el callejón…
—¿Y eso?—la observó con asombro sin comprender lo que sucedia.
— ... Se oye el maullido del triste gato viudo y su lomo peludo se eriza con horror…
— Vaya, este lugar da miedo —dijo Eleazar casi como un susurro, pero Sekiam lo oyó y le golpeó en la cabeza con el remo esta vez un poco más intensamente.
—  «Pero no falta quien lance un zapatazo que salga hecho balazo a quitarle lo chillón… Y en el alero del místico tejado el gato se ha quejado cantando esta canción…»
— Emmm... ¿Será que falta mucho?
— No, ya llegamos.

Desde la barca era posible divisar la otra orilla, en la lejanía un gran edificio dominaba el lugar. Era el momento de continuar su recorrido.

Abelenoc - Tierras lejanas (Original)

Tierras lejanas


YA DESDE EL AÑO 2000, se reúnen los presidentes representantes de cada continente en una asamblea extraordinaria llamada “Foro de las Naciones”, a realizarse cada 5 años, durante 7 días en una localidad especialmente acondicionada para tal evento. En dos reuniones se han hecho muchos cambios, se han resuelto varios conflictos y se ha prestado ayuda a los países más necesitados, todo esto en una acción conjunta para el desarrollo del mundo.

El cambio más significativo es la presencia de un nuevo país ignorado por siglos que ahora debe ser incluido en los mapas y en la educación del público en general. Este lugar es una isla que no pertenece a ningún continente, es absolutamente independiente desde hace 500 años cuando fue descubierta. Hace solo 5 años ha sido reconocida como una nación y por lo tanto las opiniones de su lider son válidas y respetadas, así que es convocado a la nueva reunión este 2010 ya como Jefe de Estado.

–¿Crees que aceptarán esta nueva propuesta? – dijo el lider, algo preocupado a su consejero, mientras viajaban en su vehículo privado hacia el Foro de las Naciones.

– Estoy seguro que no. Es demasiado pronto, no te aceleres, hay mucho tiempo. Hace solo 5 años nos consideran una nación y eso que somos una cultura más antigua que varios países de este lado del mundo. Tardarán en respetarnos y tomarnos en cuenta, no te ilusiones mucho con tus ideas. Lo mejor que podemos hacer es esperar.

– Esperar qué, ¿ser un anciano?. Tengo muchas ideas, hay tanto por hacer. Debemos empezar lo más pronto posible...

– Ahí está el problema, no es posible. Ellos piensan que con estar adentro debes conformarte, no te harán caso, a menos que quieran algo de ti.

– No será así, ya lo verás. Mi historia no será como la de mis antepasados que jamás pudieron ver sus sueños hechos realidad–Se notaba el entusiasmo en sus ojos.

– A mí me parece que eres muy distinto a ellos– dijo el consejero.

– Sueño, como ellos soñaron en sus épocas–observó por la ventana del vehiulo polarizado.

– Pero, tu sueño es desproporcionado, tus antepasados eran más equilibrados.

– ¿Insinúas que soy un desequilibrado?

– No, mi amigo, solo estás loco. No te conformas con nada, hemos llegado muy lejos.

– Lo que pasa es que estás muy viejo para estos trotes, no puedes entender el ímpetu de nosotros los jóvenes... sin ofender– dijo en tono de burla.

– ¡¿Qué?!, ¡Yo no soy ningún viejo! Estoy en perfecto estado, como recién construido, me hice la revisión técnica la semana pasada y estoy como nuevo.

– No era mi intención ofenderte, GER, pero debes aceptar que 400 años no es poco.

– Oye...

– Además, yo solo quise decir que no seas tan estricto, no pierdo nada intentándolo. ¿No te parece?

– Sí, claro, has lo que quieras.

Durante siete días se presentan y discuten ideas para mejorar cada zona necesitada de los continentes, se ayudan unos a otros, favor por favor, sin buscar conveniencia sino prosperidad para todos los ciudadanos. Este es un gran logro para la humanidad, que ha abierto los ojos para caminar por la única vía que los llevará al desarrollo y crecimiento de todo el mundo. Es el paso más gigantesco que han dado los seres humanos en toda su historia, actuar como una verdadera unidad.

Sin duda que la propuesta del Jefe de Estado de la nueva nación es un tanto difícil, pues su deseo es que la isla sea considerada un país, así quedaría totalmente libre de las especulaciones que quieren adjudicar este territorio a sus países cuando nunca ha pertenecido a un gobierno extranjero.

Los siete días pasaron rápidamente, como siempre se acordaron múltiples trabajos para cada nación. Los humanos se han dado cuenta que el apoyarse mutuamente sin tratar de sacar provecho, es lo más beneficioso para ambas partes. El mundo ha cambiado desde la llegada del nuevo milenio, se ve a sí mismo con otros ojos y tiene nuevos aires de vida para todos sus habitantes.

Dejando el lujoso hotel el Jefe de estado subió a su vehículo negro tipo limusina acomodándose en el asiento lateral frente a la barra de bebidas, con el rostro claramente cansado y decepsionado. Por su parte GER se sentó atrás observando con su semblante casi inexpresivo.

– A ti te encanta llamar la atención – dijo el consejero –. ¿Cuántos trataron de golpearte esta vez?

– No entiendo por qué reaccionan de esa manera. Nosotros queremos crecer como todos los demás.

– Es que no somos como los demás. Fuiste educado de una forma muy distinta, jamás nos entenderán, porque estamos más allá de su imaginación, de lo que ellos alcanzan a comprender.

– Tienes razón. Al menos aceptaron las otras propuestas. Que lástima que no estabas allí.

– No me dejaron entrar por lo que pasó la última vez...–cruzó los brazos el autómata.

– Se te pasó un poquito la mano esa vez, amigo.

– Johann, recuerda que además de tu consejero soy tu guardaespaldas, era mi deber. En cuanto a tus propuestas, insisto en que me hagas saber todos tus planes.

– Lo haré, es solo que estos días tengo muchas cosas en la cabeza. En la reunión les propuse que nos dieran todos sus desechos y les encantó la idea ¿Qué te parece? Ahora todos quieren tirarnos su basura.

– Como dice el dicho:” Lo que es basura para algunos, es un tesoro para otros”. Y me parece muy buena idea.

– Limpiaremos el mundo y nos expandiremos. Con todo lo que botan podríamos cubrir el Pacífico– se estiró para alcanzar un vaso y buscó una botella del compartimiento.

– “Llenar” el Pacífico– dijo GER.

– Tendremos los materiales necesarios para agrandar Abelenoc. Al proponerles el nombramiento de la isla como un país, luego del escándalo y el alboroto, me propusieron algunas condiciones para que ellos aceptaran.

– ¿Que tipo de condiciones?

– Cosas que ellos consideran muy difíciles para nosotros, como: ser al menos 4 veces nuestro tamaño, permitir mayor acceso a los continentales, crear una zona turística, permitir que hagan documentales sobre nosotros, utilizar el dólar, usar alguno de nuestros recursos naturales, permitir que hayan colonias de extranjeros viviendo en el país...–sirvió su vaso con el licor y bebió de él – Ah y que aceptemos a uno de los suyos como mensajero durante un mes para saber más de nosotros y como vivimos.

– Lo dices muy tranquilo, como si fuera poco. Nos derrumbaremos, nos...

– Tranquilo, tranquilo, no entres en pánico, tenemos tiempo para todo eso.

– ¿De cuánto estamos hablando?

– Unos... cinco años.

– Estás... Oye, ¿Cuántos años tienes?–parecía molesto pero trataba de actuar con paciencia hacia el joven.

– Veinticinco, tú lo sabes– dijo Johann.

– Tienes mucho tiempo por delante, ¿Cómo puedes decirme que haremos todo eso en cinco años, no pueden ser diez?–se llevó la mano al rostro conteniéndose.

– En diez años seré un viejo...

– ¿Se puede saber qué tienes contra los mayores?

– Nada, lo juro. Es solo que... siento que debo hacer muchas cosas y tal vez no tendré el tiempo para hacerlas.

– Lo que más tienes es tiempo, solo tómalo con calma. Mi estimado Johann, tranquiliza tus caballos porque aún no es la carrera.

– Mmm... – pensó un momento – Mi meta será: hacer de Abelenoc un país, en cinco años... si no lo logro entonces lo tomaré con calma.

– No sé para que insisto, no tienes remedio– se resignó GER apoyándose en el asiento.

Con esto en mente el Jefe de Estado Johann Grake y su consejero GER se dirigen a su nación Abelenoc. Esta es una isla solitaria del Océano Pacífico Sur, dividida en cuatro ciudades dirigidas directamente por su líder. Fue descubierta hace más de 500 años por un grupo de constructores de barcos, los que se hicieron a la mar buscando un mejor lugar donde vivir. Alejada de la civilización sus habitantes se desarrollaron de manera diferente, a pesar de los constantes viajes que se hacían a los continentes. Sus puertos han sido utilizados desde hace 300 años, pero estos se encuentran restringidos y los visitantes no tienen acceso a las ciudades, por tanto su forma de vivir es un misterio.

Allí todas las cosas son muy diferentes, aunque familiares. Es que ellos toman las cosas de otra forma y en lugar de ser primitivos, son más avanzados de lo que se podría esperar de un mundo tan aparte, tan aislado de las otras culturas, de los otros modos de vida y de los adelantos que enorgullecen a la sociedad continental.

Luego de viajar en su avión privado, llegaron al aeropuerto de Abelenoc y se dirigieron directamente a la Casa Mayor para continuar con sus labores y organizar todas sus tareas.

– Debemos prepararnos para recibir a nuestra visita– dijo con su usual entusiasmo el joven líder.

– Johann, sinceramente, creo que eso será un problema– dijo con su usual pesimismo el siempre preocupado GER.

– No habrá problema, mira...

– Será un gasto enorme tener que mantenerlo, no pensarás darle un trabajo, eso nos arruinaría, debiste consultarme.

– Eres un exagerado, todo estará bien, es solo una niña. No causará daño a nuestra economía. Irá al colegio, lo que nos saldrá más barato que si fuera mayor y tuviéramos que darle empleo. Que poca fé me tienes, no soy tan tonto como crees.

– Si es así, me parece bien. Es que contigo, nada es seguro, no tengo la seguridad de que seas un idiota, pero tampoco que seas muy inteligente...

– ...Gracias por tus palabras, eres siempre tan amable y sincero. Y te dices mi amigo...

– ¿Y cuándo tendremos a esa jovencita por aquí?–dijo mientras observaba por el gran ventanal de la amplia habitación.

– En tres semanas.

– En tres … Eres despreciable, ¿cómo crees que en tres semanas...–estaba desconcertado– Ay, olvídalo. Contigo no se puede.

En tanto, el país que se encargaría de buscar a aquella visitante estaba en una reunión para decidir de donde la sacarían. Ella debía tener ciertas características pues los Abelenoc eran desconocidos y no se sabía qué esperar de ellos, además un mes de estadía es demasiado para cualquier familia. Entonces acordaron enviar a un joven de un hogar de menores, así no habría quien la extrañara y si necesitaban que se quedase más tiempo no habría problema alguno.

Solo un día antes se le informó a la joven sobre su viaje. Ella estaba muy preocupada, todo fue muy repentino. De pronto había sido sacada de su vida cotidiana y se encontraba sola en el puerto del fin del mundo, esperando el barco que la llevaría muy lejos de su hogar.

– ¿Por qué será que mi vida sólo puede empeorar? Yo no debería estar aquí, en qué lío me han metido–decía la joven Raquel aquella tarde, mientras miraba el mar imaginando su estadía en Abelenoc– Debe ser un lugar muy rural, más que rural, deben vivir como en la prehistoria, ¿qué más se puede esperar de un lugar que apenas tiene contacto con el resto del mundo?.

La tarde ya se hacia noche poco a poco y no había señal del barco en cuestión. Raquel dejó su tono de lamentación y se concentró en su ira mezclada con el frío de la noche y la incertidumbre.

– ¿Qué se han creído estos tipos? Me tienen aquí a punto de congelarme, me han dicho que no traiga maletas, me han dado este cuestionario para el jefe de estado de ese lugar y ni un lápiz he traído, ¿cómo se supone que responderé las preguntas?.

Entonces su espera terminó, un barco se acercaba al puerto. No tardó en distinguir el nombre de la nave, BAG. Era el momento de partir…

Elías - Punto de quiebre

“Soy el hombre imaginario que da vueltas en este mundo imaginario,
lleno de cosas imaginarias.
Que me inspiran a comenzar un viaje imaginario
de sueños y personajes imaginarios.
Que viven dentro de mí y solo desean salir
para dejar de ser imaginarios.
Mas yo les digo que también soy imaginario
dentro de alguien que desconozco.
Pero que presiento, debe ser igualmente imaginario.”

Elías 9

Como siempre no era lo que esperaba y pasé largo tiempo acostumbrándome al cambio. Fue duro y difícil. Estos tiempos pasaron rápido y con poco provecho. Hoy son una anécdota en mi vida. Aunque debo admitir que viví muchas cosas que me hicieron crecer.

Los primeros meses fue de descubrimiento. Mis creencias fueron puestas a prueba al igual que mi voluntad, mi vocación y mi autoestima. No sé si debía ser de esta forma.

Más tarde me invadió la melancolía y me sentí triste. A veces me siento tan solo en este mundo. Mi vida pierde todo sentido y razón. Estos momentos me atormentan cada cierto tiempo.

Siempre salgo de esto luego de resignarme y aceptar mi infelicidad. Pero cada día es más dura la resignación.

Sin querer he notado que muchos de mi edad tienen pareja. Y yo vivo del recuerdo de las que ya pasaron y nunca fueron. Me entristece pensar que no encontraré a alguien.

Debe ser que soy muy extraño para los habitantes de esta ciudad. Temo ser un viejo cascarrabias y amargado. Quizás esas cosas no son para mí. Tal vez no exista alguien que me comprenda y desee estar a mi lado.

Mi vida es muy aburrida en ese aspecto. ¿En el futuro cambiará mi suerte? Quizás. Él guarda a alguien muy especial, o al menos eso espero, aun que solo me queda esperar para verla. No sé si Él me tome en cuenta, siempre dice cosas extrañas.

– Puedes pedirme lo que sea, yo sé de antemano lo que necesitas.

Realmente no me gusta pedirle cosas, pues no tengo con qué pagarle. Es mi costumbre evitar deudas. Además las cosas que deseo no son muy importantes, pero luego me pongo a pensar y le pido, sin hallar respuesta, pues prefiero no molestarlo con mis tonterías.

Él esta lleno de misterios, es un buen tipo, me agrada, pero suele ser muy enigmático y me confunde con facilidad. En ocasiones lo veo pasear con sus queridas ovejas y me acerco, por alguna extraña razón me siento en paz.

Ciertamente no estoy a su nivel, pero me dijo que algún día entenderé todo y no debo preocuparme por nada.

Elías 8

Quedarme, solo quedarme, es todo lo que sé y es todo lo que haré. Me quedaré y veremos como anda todo. ¿Cuánto tiempo tengo antes que Akeus, el ángel de la muerte, venga por mí?

En ocasiones lo he visto pasar y sabiendo que lo miro me ignora, no me atrevo a hablarle. Y es curioso verlo a él y no a Elizar.

Decidí ir a la estación de trenes y ver la posibilidad de subir a uno de ellos. Resultó ser un trámite largo y demoroso. Ya sabía a qué dedicar mi vida, ahora debía tomar el tren correcto. Luego de pasar los trámites de ingreso tuve dificultades con algunos papeleos y pensé que perdería el tren, teniendo que empezar todo de nuevo.

Entonces me senté en una banca del parque. Un joven vestido de forma poco usual se acercó al sector de las bancas y nos ofreció un pequeño libro.

El joven aseguro que aquel libro tenia la capacidad de cambiar nuestra vida. Lo entregó a cada uno y dijo:

– Ustedes no escogerán quedárselo, el libro decidirá quedarse con ustedes.

Pidió una pequeña cooperación por él y de todos los que allí estaban fui el único que no lo devolvió.

Más tarde lo leí sin darle mucha importancia. Hasta que un día vino la angustia y como siempre me hundí en mi profunda tristeza y desilusión, perdería el tren.

Entonces me arrodillé ante ese pequeño libro y lloré, me quejé, supliqué de la manera que nunca lo había hecho y después leí un verso al azar. Sentí mi alma liberada y por un momento olvidé el temor de vivir. Desde entonces aquel pequeño libro se convirtió en algo muy especial que siempre esta cerca de mí.

Gracias a la fuerza que me dio pude superar los obstáculos y alcanzar el tren. Así empecé mi nuevo viaje, el tren me dejó en una estación desconocida y allí tomo otro tren diariamente.

Comienzo a viajar otra vez, pero ya no estoy tan solo, en ocasiones me habla Johann… Y sé que a pesar de no verlo Elizar esta acompañándome también.