marzo 28, 2022

La misión olvidada

Existe un vacío tan grande dentro de nosotros, como seres humanos tenemos un hueco dentro tan profundo que no sabemos como llenar. La salida más fácil es intentar llenar ese vacío con vicios, con alguna religión, una pareja, hijos, trabajo, deporte y un largo etcétera, básicamente construimos nuestra vida entera alrededor de un hoyo abismal. Por más que le echamos cosas, personas, experiencias, anhelos y ambiciones, el maldito vacío no se llena. De alguna manera nos pasamos nuestra corta existencia echando cosas a un barril sin fondo y luego cae la muerte, nada de eso nos llevamos al otro lado, ni casas, ni familia, ni objetos personales, apenas nuestra alma se guarda la experiencia de vida, lo más rescatable y vuelta otra vez, nacimos con un vacío que parece imposible llenar.

Entonces en una de nuestras vidas empezamos a indagar este mundillo de misterios y cosas raras, extraterrestres, antiguas culturas, la new age, los libros apócrifos, un poco de esto y un poco de aquello, sin certeza de nada, a puro instinto tratando de juntar las piezas, comenzamos a ver señales en todo, las películas, el zodiaco, el tarot, la bruja que sale en la tele... En fin, una ensalada bien pesada y muy difícil de digerir, todo esto para descubrir qué puede saciar esa hambre extraña, la búsqueda implacable que de pronto nos mueve como guiados a nuestro destino.

Finalmente una luz aparece en nuestro camino, siempre estuvo ahí, como la niña que buscaba la flor de siete colores, viajó por todo el mundo y conoció las historias de muchas personas para luego volver y encontrar la flor ahí mismo donde vivía, qué rayos... O sea todo ese recorrido para nada, que perra vida. Exactamente eso nos ocurre cuando la luz está enfrente de nosotros y nos habla, siempre nos habló sin que fuésemos capaces de oírla, ahora nos dice: recuerda la misión. Cuando Coletto lo comparó con ser soldados en una misión suicida me hizo mucho sentido, te lanzan "en pelotas" (desnudo) básicamente a la selva, sin armas, sin armadura y lo más importante sin recordar quién carajo eres ni qué diablos estás haciendo ahí, la misión se fue a la basura desde el minuto uno.

Después de este arduo viaje encontramos la flor de siete colores, en nosotros mismos, es la luz que siempre esperó que la encontráramos, que tuviéramos certeza de ella, la luz que nos creó para habitar el mundo físico de manera que formáramos un escudo entre este plano bajo y las capas superiores, para así bloquear a los seres oscuros que se alimentan de las energías de este plano material los cuales están tratando de subir a planos más altos. Nosotros tenemos esta misión olvidada, perdida entre las eras de reinicio que estos seres hacen cada tanto en su ambición de poder, ahora debemos recordar y actuar en consecuencia, somos soldados de la luz.