Pasajes angostos, ruido de lluvia, charcos profundos, una tos lejana, pobre alma cansada de recuerdos sutiles. Pesa en los hombros la añoranza de viejos tiempos, pero no de niñez ni de adolescencia, jamás te permitas retroceder, sino de vidas borradas que no puedes deshacer.
El tiempo que arrastras alma mia, entre mundos, entre penumbras y tormentos, entre volcanes que renuevan la tierra que pisas. Engaño, maldad, locura, grietas profundas, un último suspiro que se repite en intervalos, en años, cayendo a la oscuridad hasta ver la luz y abrir los ojos... Todo vuelve a empezar.