septiembre 05, 2009

Elías 9.9

– Todo se terminó una vez más.
– Es cierto Joel, todo terminó excepto mi vida.
– Es tiempo de empezar nuevamente.
– Esta vez no es posible querido amigo, todos me han abandonado y yo mismo quiero huir de mí.
– Soledad, aquello que conoces bien, te hunde en lo profundo de la tristeza, a ella también la conoces perfectamente.
– Es tan doloroso aceptar una vez más que siempre estaré solo.
– Resignación, regresa a la resignación.
– Creí ver una esperanza en mi vida.
– Fue solo una ilusión que ya terminó. Déjala atrás.
– Siempre dejo atrás mis esperanzas, mis sueños, mis anhelos y deseos.
– Desecha todo aquello que te ilusione.
– Oh mi buen Joel, hablas con la más sincera verdad, con la realidad.
– Quédate vacío una vez más.
– Son duras tus palabras, como siempre azotas mi cuerpo maltrecho sin piedad. Y siento mi herida crecer, mientras mi dolor se hace más latente.
– Abandona toda esperanza y cruza la puerta, aquí está tu hogar.
– Hace tiempo no oía tus palabras, hoy me llegan con fuerza.
– Temor, dolor, insatisfacción y más que nada decepción por la vida que llevas hasta ahora.
– Me siento sin alma ¿Qué puedo hacer?
– Te falta encontrarla.
– ¿A quién?
– A ella, a tu alma gemela, solo entonces volverás a conectarte con tu propia alma. La buscas en tu vida de ahora, pero sabes que no la hallarás en este tiempo.
– Queda tan poco para que todo acabe, creí que la había encontrado en mi amada Juliette, pero ella no era.
– ¿Cómo lo sabes?
– Porque no me amo tanto, porque ella me dejó sin ella, sin su amor y yo sufrí mucho, hoy deseo que se la lleve el olvido, con tristeza pienso en ella, pues el destino no permite mi felicidad.
– Espera un poco más, quizás halles a tu alma gemela y entonces volverás a sentirte con alma. Claro, no en esta vida...

Joel y la cruel realidad, Elizar y su sabiduría, están conmigo a ratos, aparecen sin llamarlos y me hablan, con sus palabras guían mi alma en la oscuridad, en mi soledad.

Elías 10

Busco y no hallo, pido y no recibo, llamo y no abre.

Busco el amor, a mi alma gemela con quién conoceré la felicidad, la felicidad de ser amado y amar con el corazón. Pido tranquilidad, buena fortuna, pido que mis deseos sean cumplidos, aquello material que me dará la tranquilidad en la vida. Llamo a la puerta que conduce a mi verdadero destino, de mi propósito en la vida, quiero que se abra la puerta a la vida plena y tranquila donde cumplo con mi deber prescrito.

Pero busco y no hallo el amor, mi esperanza se rompe. Pido y nada recibo, me conformo con lo que sobra. Llamo y no se abre la puerta, mi esperanza es arrastrada y llevada por el viento.

Y una vez más lo intento, aunque me has dejado, estoy aquí como dije, me he quedado y ahora espero de ti lo que deseas para mí. De tal manera que… Dios, busco a mi alma gemela para amarla, sentir su amor eterno y puro. Dios, te pido cumplas mis deseos de buena fortuna, deseos materiales que me ayuden y que me den satisfacción. Dios, estoy llamando a la puerta de mi destino vocacional, llamo a la puerta y quiero que se abra, que me muestre el camino que debo seguir desde ahora.

Tú dices: el que busca halla, el que pide recibe, el que llama se le abrirá. Ahora te he dicho lo que busco, lo que pido y la puerta a la cual llamo. ¿Puedes concederme lo que te he dicho en estas humildes palabras? Yo soy Elizabeth/SekiamHero/Elizar/Elías… Todos y ninguno al mismo tiempo, Tú llámame por el nombre que desees.

Soy Elías, aquel que escribe estas palabras, soy Sekiam Hero la escritora de las historias inútiles sin fin, la Hero que espera a su Leandro, soy Elizar el alma hablante y sabia, y por último soy Elizabeth a quién arrastro por la vida hasta llegar al fin.

Todos desean conocer a Dios, pero cada uno es demasiado insignificante, ninguno es digno de su presencia y todos vagan a mi lado esperando el momento. Mientras tanto continuamos aquí sin entender nada, consolándonos mutuamente en nuestro pesar.

– ¿A quien amas? –oigo a Elizar.
– Amo a mis protagonistas masculinos –dice Sekiam.
– Amo amar –le contesto yo, Elías.

Pero Elizabeth se ha quedado en silencio y cabizbaja entristece… Elizar no ha contestado su propia pregunta e insisto.

– Yo no puedo amar a quién no me ama –dice al fin ella.
– Amo a mi alma gemela donde quiera que esté –dice Elizar.

Hay tristeza en todos nosotros porque ninguno tiene a su amor.

Elías 9.8

Ya no tengo nada, pero sigo aquí, respirando, viviendo. ¿Para qué? No hay razón. Deseo, deseo tanto y tantas cosas, pero solo en eso se queda, un simple deseo, un anhelo imposible.

Mi amada... ¿Qué sucedió? Tu luz se apagó sin aviso y me has dejado en la penumbra de la incertidumbre ¿Volverás?

Lo he pensado tanto, mi amor, mi más bello y único amor, tal vez deba olvidarme de ti, dejarte en el pasado cayendo otra vez en la infinita y fría soledad.

Te di todo mi amor y mi corazón roto parché para dártelo también. ¿No lo quieres, amor? Es todo lo que tengo, mi amor dulce y cálido, un corazón roto parchado, lo volví a armar para ti, no tengo más, lo siento mucho, quisiera poder darte algo más, pero no hay más. Ahora que me dejes volverá a romperse y mi amor guardaré en el cajón que estaba antes que llegaras. Lo guardaré por si alguien lo quiere alguna vez.

Deseo, luego soy. Deseo, nada de aquello que deseo lo tengo. Deseo, sueño con tenerlo, pero está infinitamente lejos de mí. Deseo y me quedo en el desear una y otra vez como si jamás tuviera fin, pues no tendré nunca aquello que anhelo. Y me digo “ya no más”, pero esto es lo que soy, deseo y luego todo lo demás… no acabará nunca esta ansia por anhelar lo imposible.

No quiero hacerlo más, pero mi ser es todo deseo, sin ello habría la nada.

Elías 9.7

Te has callado nuevamente Elizar. He fracasado una vez más y sin embargo, en mi mano aprieto la esperanza para que no escape de mí. Y la esperanza desea huir, no desea ser aplastada cuando todo caiga, araña mi mano para escapar y sangro profusamente, pero no la dejo, algo me impide abandonarla, abandonarme a la desesperanza.

– Escribe, escribe de todo en todas partes. Ten algo de cautela, pero no te guardes. No dejes de escribir.
– ¿Que dices Elizar? ¿escribir? ¿a que me llevará eso?

Siempre que escribo no logro terminar, eso me sucede siempre y no dejará de ocurrir. Además es muy probable que me busque un pleito como suele ocurrir también. Así que no veo nada de bueno en tu propuesta. Aunque por alguna razón tengo ganas de escribir y de escribir mucho, pero soy conciente que no recibiré algo a cambio.

Creo que simplemente mi mente se ha liberado en cierta medida y me pongo a pensar en muchas cosas que no me dejan dormir. Me duele un poco la cabeza y me siento algo atontado, tengo ganas de hacer cosas, pero no está en mis manos poder hacerlas. Es una sensación extraña que me perturba a ratos.

No tiene ningún sentido mi esfuerzo y aun así lo hago. Y ahora, ¿qué ha pasado? ¿Por qué te has ido? Me dejas una vez más y ella también me ha dejado ¿por qué? ¿Por qué me abandonan?

EL NOVATO - El Encuentro [5]

El novato se encontraba en plena sexta prisión, con la ayuda de una de las almas del bosque había logrado cruzar al haberse perdido, sin embargo ella le producía mucha curiosidad pues a pesar de ser una figura femenina muy parecida a otras del lugar había algo familiar en ella que no podía explicar.

Con la aparición inesperada de dos Jueces en ese mismo sitio Eleazar casi dejó escapar a la muchacha antes de saber de quién se trataba, pero se aferró a su brazo rápidamente y no se lo permitió, aunque primero debía resolver si esos jueces pretendían enfrentarse con él.

— Oye muchacho, ¿Cómo te llamas? —preguntó el Juez curioso que se había detenido frente a él.
— Vámonos... —le insistió el otro Juez con tono de poca paciencia—. Ya habrá tiempo de presentaciones.
— Yo soy Eleazar ¿Ustedes quienes son? Pandora me ha dicho que no encontraría más Caballeros de Hades en mi camino —respondió aun sosteniendo el brazo del alma.
— Soy Kainex, Juez de Grifo —dijo él con entusiasmo—. En verdad eres muy joven para ser…
— Kainex, recuerda la situación en la que estamos, urge nuestra presencia...—volvió a insistir el otro.
— Pero Morgan, es solo un momento… por cierto Eleazar ¿quien es la chica?—observó que el novato no le dejaba irse.
— Bueno, tú quédate a charlar —se rindió el segundo Juez—. Disculpa Eleazar, pero tenemos asuntos muy urgentes, ya habrás notado que nos están invadiendo. Ve por tu armadura pronto y únete a nosotros en la batalla.
— Iré… en un momento, debo hablar con ella primero —dijo el novato mirando a la joven que estaba cabizbaja.
— Bueno, espero no te distraigas demasiado… por cierto, soy Morgan, Juez de Garuda… nos veremos luego —se retiró del lugar en ese momento como un rayo púrpura.
— Y yo también me voy, esta vez Morgan tiene razón, hay un asunto que arreglar con esos intrusos. Te estaremos esperando…

Kainex se despidió haciendo una reverencia cordial a Eleazar y partió velozmente a la batalla alcanzando a Garuda en dirección a la entrada del Inframundo.

Ahora el aspirante  concentró su atención en la joven alma tomándola por los hombros obligandola a mirarlo cara a cara aunque ella no tenía rostro.

— Tú… me pareces tan familiar… si pudiera… —dijo mientras tomó el rostro de ella suavemente a lo cual la joven se cubrió la cara con sus manos.
— Ya no me mires, déjame ir —habló finalmente despacio como un susurro.
— ¿Puedes hablar? Dime por qué me ayudaste.
— Déjame ir, por favor —y su voz se oyó como un lamento.
— Yo debería… —recordó su propósito—. Aun me queda el resto de esta prisión, la séptima y… rayos... irás conmigo, vamos.
— No puedes… —se asustó ella.
— No quieres decirme quien eres entonces te llevaré, no puedo seguir perdiendo el tiempo y tampoco dejaré que te vayas así.

Eleazar la tomó en sus brazos y se dirigió al siguiente valle. Cruzaron juntos el desierto hasta que el joven divisó en el horizonte las fosas de la séptima prisión.

—¿Aun no estas dispuesta hablar? —preguntó a la joven mientras la sostenía en sus brazos.

Ella le respondió sin miralo y abrazándolo como si deseara que ese momento durara para siempre.

— No puedo abandonar esta prisión, debo regresar al bosque...
—¿Me conoces, verdad? Yo creo… creo conocerte, pero no puedes ser ella —dijo con tristeza.
— En el bosque deambulan las almas de aquellos que…

Eleazar cayó sobre sus rodillas en ese momento y la abrazó fuertemente mientras inevitablemnte una lágrima rodaba por su mejilla.

— No puede ser… ¿por qué? —dijo muy suavemente, él sabía que ella había muerto pero nunca supo cómo sucedió ni por qué.
— Estaba tan sola sin ti, Eleazar. No podía seguir sin estar a tu lado.
— Pero Rebecca, no lo entiendo, sabías donde yo estaba ¿Qué sucedió?

Ella apoyó su cabeza en el hombro de él contándole como ocurrió todo mientras estuvieron separados tras su cambio de lugar de entrenamiento.

— Durante mi práctica, mi maestro me reveló que tu destino estaba aquí, en el Inframundo. Se enteró de la muerte de tu maestro y me dijo que debía olvidarme de ti porque jamás volvería a verte. Le dije que entrenaría duro para volver a tu lado, pero él insistió que eso sería imposible porque tú perderías tu vida al intentar entrar en este mundo.
— Rebecca, ¿acaso te lanzaste por las escaleras del Inframundo y así perdiste tu vida?
— No, no pude abandonar el lugar de mi entrenamiento, al intentar escapar mi maestro me descubrió y puso vigilancia… entonces yo…
— Mi dulce Rebecca, sacrificaste tu alma por mí, no merezco tanto… no merezco tu amor…
— No puedo dejar la sexta prisión —dijo acariciándole su cabello oscuro—. Allí, en el bosque…
—…en el bosque se encuentran las almas que cometen suicidio… —completó la frase Eleazar.

Él se levantó y la bajó de sus brazos estrechándola contra su pecho fuertemente.

— Espérame Rebecca. Regresaré pronto por ti, volverás a la vida y no nos separaremos más... —besó entonces su mejilla y se marchó rápidamente hacia la séptima prisión.

Eleazar prefirió no mirar atrás mientras ella se quedó observándole hasta que se perdió de su vista para luego regresar al bosque donde le esperaría como lo había hecho todo este tiempo. El corazón del novato estaba rebozarte de alegría al encontrar a su amada que creía haber perdido hace muchos años. Ahora se sentía con más fuerzas para completar su recorrido.

Comenzó a cruzar las fosas de la séptima prisión, pero el camino era muy escabroso y tuvo dificultades, el gran cosmos escondido dentro de él no podía explotar ya que no contaba con la protección de una armadura y esto hacía más arduo su trayecto.

— ¡Rayos! el cansancio me esta pasando la cuenta... no puedo renunciar ahora...

Saltó por una de las fosas y resbaló apenas alcanzando a sostenerse del borde. Intentó subir, pero su cuerpo ya no le respondía y encendió su cosmos para poder continuar.

— Ahorra tus fuerzas, joven novato —se oyó una voz en el lugar.

Eleazar salió de la fosa y observó a un hombre de espléndida armadura alada púrpura y cabello gris.

— Pero... ¿acaso...? —no le alcanzaba el aliento para continuar la frase.
— No te preocupes, esta todo preparado. Vamos, se hace tarde.

El Juez tomó a Eleazar apoyándolo en su hombro y llevándolo velozmente a través de la séptima y octava prisión. Pasando por las cúpulas de los jueces llegaron finalmente a Giudecca.

— Giudecca...—dijo totalmente asombrado el joven novato admirando la majestuosidad del gran palacio de Hades frente a él, no podía creer que finalmente había llegado.
— Ven, sígueme —le indicó el hombre que lo había traido.
— Espera... no me has dicho quien eres.
— Mi nombre es Jeshab, Juez de Wyvern, es preciso que se apresure, señor.
— Tú también sabes quien soy ¿verdad?
— Sígame.

Ambos entraron al palacio y pasaron al gran salón del trono. La poderosa armadura de Hades se encontraba allí refulgente de un brillo purpureo, Eleazar se acercó a ella sintiendo su poder aumentar rápidamente.

— Al fin, después de tanto tiempo... después de este largo recorrido que me permitió conocer a mis fieles caballeros... al fin puedo tomar posesión de mi armadura.

Eleazar hizo explotar su cosmos y la armadura del dios brilló intensamente dividiéndose en sus partes para acoplarse en el cuerpo del joven pieza por pieza.

— Sí, ahora puedo usar todo mi poder que estaba restringido, solo usar esta armadura me permitiría tener acceso al poder de Hades. Finalmente me he convertido en el nuevo cuerpo del dios del Inframundo para luchar en esta Guerra Santa.

Jeshab estaba detrás de él arrodillado observando la reacción de la armadura, era en verdad este el recipiente de Hades.

— Mi Señor Hades... Pandora y yo le esperabamos ansiosamente. Guardamos en secreto su ausencia y la armadura por si misma se encargó de resguardar el Inframundo en espera de su llegada.
— Entiendo. Ni siquiera yo mismo sabía que era Hades, pero mientras caía por las escaleras hacia el Inframundo se apareció esta armadura resplandeciente como una fabulosa visión y solo entonces lo supe, aunque era algo muy dificíl de creer aun para mí... por cierto...
—¿Què sucede?
—¿Cómo supo Sekiam?... cómo es que... después de todo mi encuentro con ella gatilló todo este viaje... es decir...
—¿Sekiam? Ella no tiene nada que ver con esto. Le aseguro que ningún caballero estaba enterado de su llegada. Probablemente ha sido simple casualidad pues siempre salía del Inframundo buscando aspirantes... aun Pandora y yo dudamos que el nuevo novato fuese nuestro Hades y es por eso que no intervinimos.
— Pero, entonces...
— Señor Hades, es preciso que partamos ahora mismo.
— Sí...—dijo algo dudoso aun pensando en lo anterior—. Es cierto, vamos —asintió luego con seguridad.

Eleazar Hades y Jeshab el Juez de Wyvern abandonaron Guidecca rápidamente para enfrentarse a los intrusos que se atrevieron a invadir el Inframundo.

Un nuevo Hades había resurgido para iniciar la batalla por la Tierra. Pronto otros guerreros se le unirán para completar su ejército, uno nuevo de renovadas almas.

Nuevos novatos intentarán cruzar las 8 prisiones para conseguir alguna de las preciadas armaduras púrpuras... Pero solo aquellos cuyo destino sea el infierno podrán obtenerlas.


Continuará...


Dedicado a mis amigos gaianos(Gaiaonline) del guild CDZ, caballeros del Inframundo: K Sylar, Kainex Moonstone, Blackbird, Goku (Kogu), Onikuro kurokase (Seth), Marixose, Morgan y Jeshab

Agradecimientos

Les agradesco a todos los que leyeron mi fic en el foro de FULL ANIME TEAM, en especial a quienes comentaron: GORE, SHAKA, KRUNCH, WAKKO, RAYKOU que me inspiraron a continuar y terminar mi fic.

Muchas gracias

EL NOVATO - Bajo Invasión [4]

Eleazar abrió los ojos lentamente momentos después de su arduo paso por la tercera prisión, un olor pestilente muy desagradable lo ha despertado. Lo primero que ve es un agua muy turbia justo frente a su cara, se encontraba tendido en una balsa de madera que se desplazaba suavemente por la laguna.

Aun adolorido se giró para observar donde estaba y encontró un ramo de flores junto a él, supo de inmediato de quien eran, se sentó incorporándose en la balsa y observó a la mujer que remaba.

— Tú… eres… estabas en el campo de flores.
— Así es —le contestó ella y siguió remando sin mirarlo.
— ¿Puedo saber tu nombre?—le preguntó dudoso si le respondería.
— Marixose… pero todos aquí me llaman Pandora.
— Muchas gracias por tu ayuda, Pandora.

Ella continuó sin mirarlo mientras avanzan por la cuarta prisión en dirección a la siguiente. Ahora Eleazar comprendía mejor su llegada al Inframundo, estuvo dudoso todo el tiempo desde que pasó con vida a este lugar luego de lanzarse por las escaleras. Esa armadura que apareció mientras caía protegiendolo solo podía ser señal que le pertenecía y aquello implicaba entregarse por completo a esta causa.

— Tú sabes ¿verdad? —dijo pensativo.
— Sí, yo lo sé… debe apresurarse por su armadura.
— Lo dices por… alguien ha entrado al Inframundo.
— Pronto llegaremos al otro lado.

Eleazar se levantó y se sacudió un poco, hasta ahora había avanzado un largo trecho y no estaba seguro si podría continuar al mismo ritmo, la experiencia de la última prisión le había dejado más de un rasguño.

— Ese Sylar me engañó… "camino corto"… —gruñó entre dientes algo enfadado.
— ¿Cree que le cargué hasta la balsa? Sylar me ayudó… y sí, era el camino más corto, cualquier otro le habría hecho dar vueltas en círculos —le reveló Pandora.
— Vaya… entonces es un buen tipo —le sonrió—. Todos son tan…
— Llegamos —le indicó ella.

Ya en la orilla Pandora tomó su ramo de flores bajándose de la balsa con ayuda del novato para que no ensuciara su vestido con el agua pestilente. Aun así la joven no tenía mayor expresión en su rostro, era totalmente impasible ante cualquier acontecimiento.

— Apresúrese Eleazar—le dijo—. Le necesitamos listo lo más pronto posible.
— Pronto estaré en Giudecca, no te preocupes—dijo amable y seguro.

Así el joven novato llegó a la quinta prisión donde estaban las tumbas abiertas, unas junto a otras con cuerpos saliendo de ellas gimiendo como una melodía susurrada. Corrió raudamente hasta que sintió un ataque inesperado.

— ¿Qué es esto?—se tocó la cara y notó un pequeño rasguño.

Se detuvo en el acto y miró con desconfianza los alrededores, pero el enemigo se ocultaba muy bien y no pudo detectar desde donde vino aquello.

— Vamos, sal de allí… me enfrentaré a ti si así lo deseas—dijo seriamente, pero nadie contestó y continuó esta vez más atento.

Oculto un guerrero de púrpura armadura se lamía sus dedos afilados como garras. Este no tardó en embestir con un nuevo ataque veloz que hizo retroceder a Eleazar, esta vez rasguñó su pecho y la herida habría sido mayor si el novato no se hubiese percatado.

— Eres muy veloz… si tan solo tuviera mi armadura podría… —otro ataque a su rostro interrumpió sus palabras y oyó una risa que evidenció dónde estaba.

El novato se giró y sus ojos se clavaron en el sapuri que estaba sentado en una de las tumbas.

— ¿No te gusta jugar? Je je je… —se levantó acercándose—. Miren lo que tenemos aquí, un novato, hace tiempo no veía uno. Que gran placer…
— Vaya manera de tratar a los nuevos —le sonrió Eleazar—. Si supieras quien soy tendrías más respeto.
— Perdón… — dijo burlonamente el Sapuri—¿Con quién tengo el gusto de hablar?
— Ya lo sabrás a su tiempo —respondió con seguridad el aspirante.
—Tu tiempo se acaba ahora, el juego terminó, chico listo —preparó el ataque levantando su mano—. Seth, el Sapuri Capricornio, te arrancará las entrañas rápidamente, pues no esta de humor para novatos…

De pronto su rostro entusiasta y ávido de sangre cambió drásticamente, su movimiento contra el novato se detuvo en el acto, su preocupación era evidente. Miró en dirección a la entrada del Inframundo ignorando a Eleazar, algo sucedía en ese lugar.

— No puede ser… esos… esos —titubeó muy enfadado.
— ¿Qué sucede Seth?, creí que acabarías conmigo ahora, vamos te estoy esperando—dijo sabiendo qué le preocupaba al Caballero de Hades.
— ¡Cállate!, no tengo tiempo para ti novato, esto es grave.
— Si quieres pelear sabrás de lo que soy capaz, pero creo que lo mejor es que acudas a su llamado.

Seth miró muy tenso a Eleazar, por un lado no podía dejar pasar a un novato así como así y por otro tenía una obligación mayor que atender. Luego dio una mirada hacia la entrada del Inframundo.

— Sekiam, ella es muy fuerte… logrará detenerlos… sí…—parecía querer convencerse de ello.
— Yo diría que mejor lo dejes pasar…—interrumpió Pandora con su ramo de flores en las manos—. Acude al llamado de la Sapuri ahora mismo.
— Señorita Pandora... —se arrodilló inmediatamente Seth frente a ella.
— Ve pronto, Sylar ya debe estar allí.
— Sí, señorita Pandora —dijo el Sapuri de Capricornio sumisamente y se retiró del lugar a toda velocidad.

Pandora se dirigió a Eleazar y le aseguró que no habría más caballeros en su camino a lo cual el novato asintió apresurándose a la siguiente prisión, la sexta.

La sexta prisión estaba dividida en 3 valles: la laguna de sangre hirviente, el bosque y el desierto respectivamente. Eleazar recorrió la laguna evitando el peligro y pronto se encontró en el bosque. Entró confiado en que no hallaría más Caballeros de Hades según lo que le dijo Pandora.

— Solo debo cruzar esta prisión, la séptima y la octava… es un trecho largo aun, pero…

Sus palabras se vieron interrumpidas por la presencia de almas que aparecían y desaparecían a su alrededor, aquel bosque era bastante tétrico y frondoso. Eleazar empezó a avanzar más despacio al darse cuenta que estaba perdido.

— ¡Rayos! Este bosque no tiene fin… parece como si diera vueltas por el mismo sitio.

Sin importar en que dirección mirara no había seña alguna del norte o el sur, todo se veía igual de monótono. Entonces una de aquellas almas llamó su atención, era un alma con razgos femeninos que se ocultaba tras un árbol mirándolo directamente a diferencia de los otros cuerpos que vagaban de un lado a otro.

— Oye… tú… —intentó acercarse el novato, pero ella retrocedió y desapareció.

Más allá, detrás de otro árbol, volvió a aparecer la misma figura. Su cuerpo era azulado pálido, estaba desnudo, no tenía rostro y su cabello hasta el hombro era de un azul oscuro.

—¿Acaso quieres que te siga?—preguntó Eleazar acercándose una vez más, pero ella desapareció entre la suave neblina para hacerse visible unos metros más adelante.

El joven novato la siguió mientras pensaba que, por alguna extraña razón, ella le parecía familiar. En verdad no había conocido a muchas mujeres y las que se hubiesen cruzado en su vida no eran importantes pues para él solo había una.

La joven alma lo condujo de esta manera rápidamente fuera del bosque que terminaba abruptamente para dar paso a un gran desierto.

— Muchas gracias —le sonrió él— ¿Pero por qué me ayudaste?

El alma le dio la espalda y puso sus manos sobre su rostro como si llorara mas no tenía lágrimas, con esto Eleazar quedó desconcertado, era posible que ella no pudiese hablar pero su comportamiento era muy extraño para el novato.

— ¿Qué sucede?—quiso acercarse a ella para comprender la situación, pero de pronto un haz de luz púrpura pasó por su lado velozmente— ¿Un espectro? —se extrañó Eleazar.

Otro haz de luz se acercaba desde el desierto, pero se detuvo justo frente a él sorprendiéndolo. Era uno de los Jueces del Inframundo vestido con su armadura que observó al novato detenidamente con mucha curiosidad.

—Eres muy joven, muchacho —dijo el Juez con su mano apoyando su barbilla aparentemente asombrado.

El anterior rayo púrpura se devolvió al ver que su compañero se había detenido y lo reprendió por esto. Se trataba del Juez de Garuda, un tipo alto y muy agraciado que se puso justo al costado del otro Juez con los brazos cruzados.

— Vamos, no te distraigas por el camino, tenemos asuntos urgentes —le riñó al otro el recién llegado.
— Mira, este es el muchacho —dijo el primero ignorando la reprimenda.

Aprovechando la intromisión de ambos Jueces la chica que estaba siendo interrogada retomó su camino hacia el interior del bosque.

— Espera, no te vayas… —le dijo Eleazar al darse cuenta del escape y la tomó del brazo—. No te vayas todavía.

EL NOVATO - Atacado brutalmente [3]

El nuevo aspirante del Inframundo miró la fantástica arquitectura de la segunda prisión y se apresuró a entrar. En lo alto de la escalinata observó a un joven sentado con una pequeña botella en su mano, rubio de cabello corto y mirada perdida vestido con la sapuri de un dorado.

— ¡Rayos!... otro Caballero de Hades… y ahora…

El joven de espléndida armadura púrpura ignoró a Eleazar mientras este subía hacia la prisión, pero al pasar por su lado le llamó la atención.

— ¿A dónde crees que vas?, novato —le dio un trago a su botella y continuó sentado en la escalinata.
— Soy Eleazar… he venido por mi armadura, ya he pasado la prueba de Sekiam y Blackbird ¿Acaso tienes alguna prueba para dejarme pasar?
— Eres un idiota... —le dijo y tomó un sorbo de su botella—. Yo no pierdo el tiempo con pruebas ridículas.
— Entonces pasaré…

En ese instante Eleazar vio al Caballero justo frente a él y sintió un fuerte golpe que lo tiró por las escaleras estrepitosamente.

— Novato, me haces perder el tiempo —dijo el sapuri tomando asiento en la escalinata.

Eleazar paralizado por el fuerte golpe trató de incorporarse y tambaleante subió la escalinata nuevamente, no dejaría que esto le impidiera seguir su camino.

— Te crees muy valiente ¿verdad? —lo miró el caballero subir.
— ¿Cómo te llamas?—le preguntó Eleazar con su boca sangrando y muy serio.
— ¿Para que quieres saberlo? —bebió de su botella y nuevamente apareció frente al joven—. Kogu, Sapuri Aries… ¿Acaso piensas acusarme con el Señor Hades? Pobre novato, de esta prisión no pasarás.

Tomó de su botella, pero esta se encontraba vacía y la tiró estrellándola en una roca distante junto con otras. Luego hizo un silbido llamando al guardián de la segunda prisión. Una gran bestia de 3 cabezas apareció dando un gran rugido, se trataba de Cerberos, también llamado Cancerbero.

— Cerberos, acaba con este imbécil mientras voy por otra botella a Giudecca.

Y la bestia obedeciendo a Kogu se lanzó contra el joven novato en ese mismo instante mientras al sapuri se retiraba del lugar rápidamente.

— Kogu, no olvidaré esto —dijo Eleazar mientras limpiaba su boca y esquivaba las fauces de Cerberos.

La bestia lanzó un zarpazo al aspirante que este no logró evadir siendo lanzado contra pilares caídos dentro de la prisión. Cerberos abrió su boca para devorarlo, pero Eleazar reaccionó a tiempo y lo golpeó duramente en una de sus cabezas.

— Bestia, no puedo matarte aunque quisiera…

Eleazar reunió todo su cosmos cubriéndose como un escudo y haciendo brillar su puño intensamente lanzó un golpe a la otra cabeza de Cerberos. Sin embargo la criatura usó su tercera cabeza para embestirlo y después lanzarle un zarpazo que dejó muy mal herido al joven novato.

— Sin la protección de mi cosmos estaría hecho pedazos… —susurró mientras se incorporaba.

Nuevamente envió un certero golpe a la tercera cabeza haciendo caer finalmente a la bestia que quedó aturdida. La rapidez de la criatura lo había sorprendido pero no era rival para él, podría haber continuado hasta matarla pero esa no era su intención.

— Eres el guardián de esta prisión y por ello debes vivir para continuar protegiéndola—dicho esto se retiró saliendo de la segunda prisión.

Tiempo después, adolorido y cansado Eleazar se sintió perdido sin saber hacia donde debía seguir. Aun así no se detuvo, deambulando un rato se encontró en un lugar muy extraño del Inframundo.

— ¿Flores? Había oído hablar de esto, pero nunca imaginé que sería tan extraordinario—dijo mientras caminaba maravillado.

Entonces logró ver una figura femenina que al parecer estaba recogiendo algunas flores. Era una mujer joven vestida de un elegante traje púrpura oscuro con cabello largo y negro, no parecía un espectro ni un muerto más del lugar por lo que el novato se acercó para averiguar de quien se trataba.

— Disculpa, ¿podrías ayudarme?—le preguntó a cierta distancia de ella para no asustarla.

Ella se levantó con algunas flores lilas en sus manos y lo observó con gran asombro, sin duda no esperaba encontrarse con él en ese lugar.

— ¿Cómo ha llegado hasta aquí?
— Disculpa, creo que me he perdido y…

Ella le indicó con su mano una dirección y volvió a agacharse para seguir recogiendo flores como si el asunto no fuese de su incumbencia.

— Hacia allá esta la tercera prisión si su deseo es recorrer el Inframundo.
— Eh… gracias —le hizo una leve reverencia y continuó su camino extrañado por la actitud de la chica.

Llegó hasta la tercera prisión gracias a las indicaciones de la mujer en el campo de flores, un lugar lleno de piedras y muertos deambulando de un lugar a otro empujando rocas. Mas su paso era lento debido a los golpes recientemente recibidos y se quejaba murmurando entre dientes sobre el trato en este lugar.

— Esto no habría pasado si tuviese mi armadura… son muy rudos por aquí… será mejor que…

Pasó entre los muertos que empujan rocas eternamente, hasta que vio a un hombre sentado en una roca leyendo un libro. Eleazar se escondió rápidamente disminuyendo su cosmos para no ser percibido por el momento.

— Un Caballero de Hades… lo mejor es que me mueva con cautela… —se apoyó en una roca y luego al mirar nuevamente donde estaba el caballero este habia desaparecido—. Pero… cómo…
— ¿Qué haces aquí? —apareció el Sapuri justo detrás de él.
— Yo… vengo… —le resultaba tedioso repetir siempre lo mismo.
— Oh, claro, un novato —le sonrió— ¿Cómo te llamas?
— Eleazar es mi nombre.
— Bueno Eleazar, el mío es Sylar, Sapuri Cáncer —hizo una leve reverencia—. Y si deseas pasar esta prisión debes ir por este camino… es más corto —dicho esto se apoyó en una roca cercana para continuar leyendo su libro.
— Gracias, Sylar —dijo algo extrañado y siguió el camino que le habían indicado.

Pero el camino resultó ser una trampa mortal, era un camino angosto rodeado de muros rocosos y al adentrarse en el lugar los muertos comenzaron a lanzar sus rocas contra Eleazar desde la cima de los muros.

— ¿Qué es esto? Otra prueba…—dijo el novato con los dientes apretados tratando de esquivar las enormes piedras.

Esquivaba una y rompía otra tratando de avanzar, pero eran demasiadas y un espacio muy pequeño para maniobrar. Lo golperon duramente con las rocas, por momentos lo cubrían completamente y salía de allí haciendo explotar su cosmos gastando desmedidamente todas sus fuerzas por el largo trayecto.

— Esto es demasiado… una prueba tras otra —dijo el novato con ira destruyendo todo a su paso.

Más y más rocas le caían encima aunque no retrocedió ni una sola vez, Eleazar luchó incansablemente por continuar hasta que pasó finalmente el estrecho camino llegando a un lugar más llano alejado de aquella prisión.

— Eso… eso fue arduo en verdad —dijo agitado y casi sin aliento—. Queda… queda un largo camino —y se desplomó por el agotamiento quedando tirado en la salida de la tercera prisión.

EL NOVATO - Juzgado por el tribunal [2]

Al poco tiempo llegaron hasta la orilla y Eleazar bajó ágilmente de la barca entusiasmado por continuar, aunque no podía imaginar qué se encontraría en su camino. Esto de realizar pruebas le parecía muy interesante aunque fuera algo realmente extraño, siendo un joven entrenado no pensaba que sería tan complicado obtener su armadura en este sitio.

— Espero nos volvamos a encontrar Sekiam —le hizo una reverencia—. Muchas gracias por todo.
— Te deseo la mejor de las suertes querido Eleazar… la necesitarás.

La joven regresó por el río hacia su puesto en la entrada mientras que Eleazar caminó hasta encontrar el Gran Tribunal, la primera prisión del Inframundo.

— ¿Un tribunal? Es aquí donde las almas son juzgadas, ya veo.

Entró sigilosamente por la puerta esperando encontrarse con algún espectro protector del lugar, pero en el gran salón solo había una armadura vacía, Balrog Estrella Celeste del Talento, frente al estrado.

— Una armadura vacía, que curioso, al parecer cruzaré sin problemas.

Eleazar se acercó para cruzar en dirección a la salida y entonces la armadura se activó rodeándose de un cosmos púrpura deteniendo el paso del aspirante.

—¿Qué es esto? No puedo moverme —el joven estaba paralizado por el cosmos que inundaba el lugar— ¿Acaso estoy siendo juzgado en estos momentos? ¿Cuáles son mis pecados? Yo no… no lo sé.

La armadura brilló intensamente y cubrió todo el salón cegando al aspirante. Al abrir los ojos Eleazar vio una escena de su infancia, se encontraba en un parque de juegos totalmente vacío, el sol se ocultaba lentamente dándole tonalidades rojizas al cielo, un grupo de niños rodeaba a un muchacho más pequeño que ellos.

—Lo recuerdo, aquel chico debilucho soy yo, tenía creo que 9 años —recordó Eleazar observando la escena.

« —Vamos Eleazar, tu entrenas para ser caballero, ¡pelea!—le gritó un chico bravucón y más alto que él.
— Mi maestro dice…
— Eres una niñita… ja, ja, ja...—se burla el chico y los que lo acompañaban.
— No debo pelear —el joven intentó retirarse, pero dos chicos lo tomaron de los brazos y no lo dejaron irse.
— Mira… —el chico bravucón lo golpeó en la cara—.Yo no necesito entrenar y soy más fuerte que tú, ja, ja, ja —se burlaba volviendo a golpear a Eleazar.
— ¡Déjame!, ¡déjenme!
— ¡Eres un tonto!—el chico siguió lastimando duramente al joven aprendiz hasta hacerlo sangrar—. Todo ese entrenamiento es inútil, eres un cobarde debilucho —continuó sin dejar de golpearlo.

Entonces Eleazar encendió su cosmos ante tal abuso, no permitiría que aquello continuase sin consecuencias y se soltó de los niños que lo atrapaban, dejando libre sus manos para darle un puñetazo en la cara al niño que lo maltrataba. Fue tan fuerte el golpe que le rompió el rostro y le fracturó el cuello, por lo que el chico murió con un solo golpe. Todos los niños salieron huyendo».

— Se lo merecía, no esperes que me arrepienta de ello —dijo Eleazar luego de ver la escena.

Todo se transformó nuevamente frente a los ojos del joven, esta vez es un lugar desértico, había muros de rocas por donde se mirase, era temprano por la mañana y el calor era insoportable.

«— Maestro, ¿qué debo hacer ahora para ser más fuerte?».

— Recuerdo esto también… sí, lo disfruté, tenía como 13 años.

«— ¿Qué pregunta idiota es esa? ¡Para ser más fuerte debes entrenar más duro!. Hoy harás el doble de todas las tareas. Ahora, ¡vete a entrenar!—le gritó el hombre echando en la sombra de una roca.
— Estoy cansado de eso. Maestro, quiero ser más fuerte —dijo él con seriedad sin moverse de su sitio.
— ¡Dije a entrenar!
— No...—estaba el joven decidido—. Hoy será un entrenamiento diferente...—esbozó una leve sonrisa.
— Te crees muy listo pequeño, hace tiempo no te doy un correctivo por esa actitud tuya —el tipo se levantó de la sombra despacio—. Aprenderás a respetar a tu maestro».

— Jah, no me ganarás imbécil—rió Eleazar observando la escena sabiendo el resultado de aquel encuentro.

«— Pues ya no te considero mi maestro, buscaré otro mejor—se puso en posición de ataque.
— No eres más que un chiquillo hablador, siempre lo has sido. Haré que no tengas ganas de volver a retarme—el maestro se lanzó con un golpe a la cara directo.
— Te has vuelto lento —lo esquivó fácilmente y le pegó en el estómago.
— ¡Cómo es posible!—el maestro se encontraba totalmente asombrado.
— ¡Practico duro después que acaba tu patético entrenamiento!—lo golpeó esta vez en la mandíbula de abajo hacia arriba destrozándosela con su puño desnudo. Y mientras el cuerpo caía a sus pies volvió a rematar el desfigurado rostro rompiéndole el cráneo».

— Me gusta romper cabezas… y eso que tiene de malo.

Nuevamente todo cambió, otra escena del pasado estaba frente al aspirante, es el mismo parque de juegos del primer recuerdo, pero todo esta destruido por el desuso y los vándalos que frecuentaban el lugar. La noche era silenciosa y el parque vacío solo tenía una luz parpadeante cerca de una banca de concreto donde dos jóvenes estaban sentados.

« — Que dulce eres, Eleazar —dijo una chica sosteniendo en sus manos una violeta— ¿Cómo supiste que es mi flor favorita?
— Pues... —la miró sonrojado—. Es mi favorita también.
— Es una lástima sabes —dijo ella cabizbaja.
— ¿De qué hablas?
— Pronto acabaré mi entrenamiento aquí y… »

—  ¡Y eso que tiene que ver!, estúpido recuerdo —se enfadó Eleazar algo avergonzado.

«  — Sí, es una pena —agachó la cabeza también el joven.
— Eleazar, ¿en qué caballero te convertirás?
— Pues, aun no lo sé.
— ¿Podrías prometerme algo?—con una sonrisa en su amable rostro le cogió del brazo al joven aprendiz y le tomó la mano.
— Claro… claro, dime.
— Prométeme que serás un caballero que luche por el bien, por la justicia—lo miró dulcemente a los ojos.
— Lo prometo, te lo prometo Rebecca...»

— Pues, no cumplí con eso, pertenecer al Inframundo no se diría que es luchar por el bien... pero Rebecca no se enterará. Más tarde supe que había muerto durante su entrenamiento en aquel lugar. Así que no hay razón para continuar manteniendo esa estúpida promesa.

La escena empezó a desvanecerse.

— ¡Espera!, déjame verla un poco más.

Pero todo volvió a la normalidad. En medio del gran salón la armadura de Barlog perdió su brillo, el aspirante estaba exactamente en el mismo lugar solo que ahora ya podía moverse.

— ¿Ya acabó el juicio? Vaya, eso fue… extraño.

Eleazar olvidó rápidamente lo sucedido, aquello no era más que su antigua vida, recuerdos sin importancia de ahora en más, por lo que continuó atravesando la primera prisión. Ahora se encontraba en el Valle del huracán oscuro donde los vientos azotan cruelmente e impiden el paso.

— Esto no será problema para mí —estaba entusiasmado.
— Eso es lo que tú crees —se escuchó una voz, pero Eleazar no logró ubicar de donde provenía ese cosmos en medio de las ráfagas.

Los vientos arreciaban y el joven aspirante continuó caminando a pesar de ello con una visión limitada del lugar. Entonces una poderosa ventisca lo azotó con fuerza y lo hizo retroceder varios metros.

— No puede ser, ya había avanzado bastante, de pronto el viento se ha vuelto más fuerte… el Inframundo se siente algo distinto… creo que solo lo imagino… en fin.

Eleazar siguió, pero su presentimiento no estaba del todo equivocado. Algo cambió pues Hades ha desplegado el escudo de protección dentro del Inframundo reforzando la seguridad.

— Esto se ha complicado. Es demasiado fuerte… pero creo ver la salida mas allá… si quizá…
— Los vientos han aumentado debido al escudo de Hades —se oyó la misma voz de antes.
— ¿Quién eres tú? ¿por qué te ocultas? Muéstrate caballero —exigió Eleazar mientras seguía por el valle.

Nadie contestó y el joven se rodeó de su cosmos para avanzar contra el fuerte viento y una repentina lluvia cayó en el lugar dificultando más su avance.

— Pronto llegaré, solo un poco…

Casi al final del camino encontró rastros de seda en el suelo y las rocas cercanas, mientras más se adentraba en esa zona más parecía una especie de nido.

— ¿Que es esto? ¿seda?

Entonces sintió un movimiento detrás de él, pero al girar no vio a nadie. De pronto aparecieron de entre las rocas unas orugas que le lanzaron seda envolviéndolo casi por completo.

— No le cubran el rostro, mis pequeñas —dijo el espectro, era la voz que Eleazar había escuchado antes.
— ¿Tú quien eres? Libérame ahora mismo.
— Ja, ja, ja… por qué no lo intentas por tus medios, novato —seguía sin ser visto por el aspirante.

Eleazar se dio vuelta con dificultad enredado en seda para ver a su oponente y observó acercarse a joven vestido de púrpura con una larga cabellera gris y ojos clarísimos, sus alas como de mariposa eran muy hermosas.

— Yo soy Blackbird Espectro de Papillon y… a menos que tu mismo te quites esa seda no podrás continuar.

Entonces Eleazar hizo un esfuerzo encendiendo su cosmos forzando la seda para liberarse mientras Blackbird le daba la espalda avanzando unos metros.

— Te quedarás allí un buen rato… je je je.
— Es una prueba, a los espectros de Hades les agrada probar a quienes entran a su territorio… será un camino largo —le dijo Eleazar.

Luego de estas palabras el joven novato rasgó la seda y logró liberarse de ella con su cosmos encendido púrpura y destelleante listo para pelear contra el Espectro. Blackbird levantó su mano en ese momento como si fuera una espada y se dio vuelta cubriéndose también de un aura espectral.

— Vaya, Sekiam no ha perdido su toque… ella siempre sabe a quien deja pasar y a quien no.

Eleazar tomó posición de pelea y esperó el ataque inminente de Papillon, pero este bajó su mano y apagó su cosmos para sorpresa del aspirante quien dudó de la actitud del Espectro.

— Muchas pruebas te aguardan… me pregunto ¿qué tan lejos podrás llegar?—le sonrió satisfecho.
— Entonces ¿me dejas pasar?—no creía en el súbito cambio de Blackbird.

Papillon le hizo una señal indicándole el camino y haciendo una leve reverencia se retiró del lugar junto a sus orugas dejando a aspirante algo temeroso de seguir avanzando por si se trataba esto de una trampa. Los vientos en aquella zona eran más leves y ya se podía ver la siguiente prisión, al parecer Eleazar había pasado la prueba y con mayor confianza siguió su camino.

septiembre 04, 2009

Elías 9.6

Solo existe una forma para resolverlo todo. Simplemente una cosa puede pegar los pedazos de mi vida y darme una esperanza para el futuro. Pero es algo inalcanzable en estos momentos. Es algo que he buscado hace tiempo fracasando una y otra vez por cada intento ¿Podré lograrlo esta vez?

No sé que hacer, con este sueño y tú, deseo que se haga realidad. De pronto me siento muy enamorado, pero cuando se aleja de mí todo se vuelve oscuro y frío otra vez. No puedo obligarla a que este siempre junto a mí. Yo sé que me quiere, algo, pero llegará un momento en que ella encuentre un amor más cerca y se olvidará de mí.

No creo que podamos mantener esto por mucho tiempo. Desearía poder estar seguro de nuestro amor y disfrutarlo más, pero no puedo dejar mis miedos, no quiero perderla, no quiero dejar de verla.

Brillas tan hermosa, pero en ocasiones como ésta te apagas ya que te alejas, te pierdo de vista y temo que cuando regreses ya no brilles tan intensamente. Pues tu brillo, mi amada, es equivalente a tu amor. Mi miedo más grande es que un día se apague.

Esta fortaleza de lágrimas la construí de mis miedos para ti, esta fortaleza no caerá, la construí fuerte para ti.

Esta fortaleza nos protegerá, protegerá nuestro amor, pero es posible también que nos ahogue, por eso simplemente, aguanta tu respiración cuando te hundas.

Yo me encuentro dentro de esta fortaleza, manteniéndola con mis lágrimas, con mis miedos, esperando que no nos ahoguemos en ella.

Nadie puede salvarnos ahora, solo aguanta tu respiración y húndete en este amor.

– ¿No es esa una canción? –irrumpe Elizar.
– Te burlas de mí, pero las canciones dicen aquello que no soy capaz de articular con mi mente- Simplemente aprovecho las letras para reconocer mis propios sentimientos, para hacerlos tangibles y poder escribirlos.
– Solo digo que tanta miel también puede afiebrarte...

Elías 9.4

– Todo ese ruido te mantiene en la realidad –esa suave voz, es el mar.
– ¿Y ti qué? Me abandonaste y ahora regresas como si nada ¿Crees que me lograrás convencer en el estado que me encuentro?
– No he dejado de hablarte, simplemente has dejado de escucharme –dijo la voz.
– Y ahora todo es mi culpa...–suspiro– . Gracias, ya me siento mejor.
– No dije eso…

Mi lamentar no me dejaba admirar el momento de su regreso, mi angustia no daba cabida a otro sentimiento que no fuese pesar.

– Pues, ¿a qué has venido?
– Muéstrales a todos esto.
– ¿Mostrarlo? Eso es ridículo. Me da miedo Elizar. ¿Qué pensarán de mí cuando lo lean? Me verán desnudo y frágil.
– Libérate pequeño Elías. Libérate de las ataduras que tu mismo creaste para estar a salvo… a salvo de los demás ¿recuerdas?
– Haré un intento, Elizar. Tú sabes cuánto duele y cómo quema cada intento fallido, no comprendo por qué me empujas a esto.

No puedo verte Elizar, no sé donde estas. Todo es oscuridad frente a mis ojos, solo puedo ver a mi amada estrella. ¿La ves? Tan hermosa ella, tan cálida y tan dulce, en esta tormenta que me agobia de sobremanera ella tan… es una estrella Elizar, es mi estrella en el crepúsculo, su nombre es…

– No lo digas, nunca la nombres, porque cuando lo hagas ella se irá. Dejará de ser tu estrella y ya no iluminará tu vida –la voz de Elizar paralizó mis pensamientos evitando que la nombrase aun en mi mente.
– ¿En verdad eso pasará?
– El tiempo aun no ha llegado. Ella no tiene un nombre, tú le confundirás con personas que no dan la talla. Aun así no dejes de amar con fervor la única luz en estos tiempos de oscuridad –sentenció Elizar.

Elías 9.5

– Es tan bella, Elizar, no quiero perderla, yo la amo y me entristece tanto solo pensar que inevitablemente la perderé.
– Y aquí vamos otra vez...
– No juzgues cuánto repito las cosas, ni el hecho que en estos momentos solo pienso en ella. ¿No lo ves? Solo es señal que he enloquecido, no hay linealidad en mi pensamiento, no me pidas cordura ahora, incapaz estoy de poner filtro o freno a mis palabras.

Mira mis lágrimas, me parte el corazón esta pena, no quiero perderla. Y lo peor es que mi destino es estar solo, solo y sin amor. He encontrado el alma más hermosa en esta oscuridad, el alma más bella entre la escoria del mundo.

Y ella, tan dulce y cálida me llena de su amor. Por primera vez en esta miserable vida me siento amado, Elizar, pero eso llegará a su fin y moriré otra vez.

Entonces seré más miserable, como nunca lo he sido y lloraré amargamente sin fin. ¿Y qué haré sin su amor? ¿Quién abrigará mi corazón? ¿Quién me dirá te quiero? Nadie.

Pensar que la perderé me atormenta más que mi miserable vida sin salida. Y repetiré “miserable” una y otra vez. La amo tanto Elizar, anhelo tanto estar en sus brazos, sentir su calor y besar sus labios. Pero está tan lejos de mí, no lo entiendo ¿cómo es que puedo amarla tanto?

– Es por tu corazón ansioso de amor, que ha hallado el tesoro que tanto esperaba... Aunque sea solo una ilusión temporal, la sientes tan única tan irrepetible que no cabes en ti mismo... –dijo esa vez, pero no comprendí pues estaba cegado, envuelto en una miel que no deseaba dejar de beber.

Elías 9.3

Hundirme en la amargura más profunda y caer sobre mis rodillas para luego desfallecer mientras todos me gritan.

No los oigo, no hay más que oír, todo se ha acabado y es inútil. No comprenden. Mi cuerpo no me responde, ya no soy dueño de él. Me muero por dentro, ya no tengo fuerzas y me veo en este crepúsculo sin poder salir.

Y tu amor tan bello brilla en la oscuridad mía, como la más hermosa estrella. Frente a mí el anochecer y sobre mí los pedazos de mi vida que aun sostengo, los cuales anhelo dejar caer. Pero tú me iluminas y me cubres con tu calidez. Y lloro, mi amor, por alcanzarte y vivir junto a ti, poder abrazarte y decirte que…

– Un día la alcanzarás... Tal vez... –se oye una voz tranquila como una onda en el mar.

Intentas animarme en vano. Nada puedo hacer con estos pedazos, son solo una miserable carga. Que hastío, ya no lo quiero, los dejaré caer y podré descansar bajo los escombros de mi vida.

– No es pesado, simplemente tu cuerpo esta cansado –otra vez la dulce voz del mar.

Escucho esa voz y tengo la sensación de haberla oído hace mucho tiempo, pero en este crepúsculo no puedo ver nada.

¡No me griten!. ¿Quiénes son ustedes? ¿Quiénes son para mí? Dicen preocuparse, pero de qué me sirve, no pueden ayudarme. Estoy solo, como siempre lo he estado, bajo la más terrible tormenta me encuentro, pero de tormentas se ha hecho mi vida y… ¿en cuál de ellas han estado ustedes que ahora me gritan?

No quiero oírlos, les estimo y no desprecio su preocupación, les agradezco también, pero ya es suficiente. Con su palabrería no pueden ayudarme. Estoy solo en la tormenta.

Elías 9.2

Y lo anhelo, deseo llenarlo de ti, mi vida, pero no, para qué más ilusión y aun así eres la luz en este crepúsculo eterno de mi vida. Brillas, amo tu brillo en este momento tenue a negro, sin sabor.

Tan dulce tú entre mis brazos de ensueño, tan dulces tus besos cuando te sueño. Y nada, nada es real porque muy lejos estás, jamás te alcanzaré, porque tú mereces algo mejor que yo.

Eres simplemente una ilusión para llenar temporalmente mi corazón y que la inmensa tristeza que siento, más la fría oscuridad, no me invadan por completo.

En crepúsculo estoy ahora, lo miro y quedo absorto frente a él, no me muevo. Agotado estoy, no hay razón, no hay más razón, pues todo se ha acabado, es el fin, pero sigo aquí, no lo entiendo.

Así me siento ahora en este anochecer. Sobre mí, mi vida entera, sobre mí todo se derrumba y trato, intento en vano sostener lo que queda. Pero nada, nada puedo hacer más que dejar caer los pedazos de mi vida y llenarme del vacío, del dolor.

Elías 9.1

Y vago, vago por el mundo con un destino incierto, mi vida se derrumba una vez más y vuelvo a ser nadie entre la multitud. Soy nadie una vez más y mi vida se pudre entre mis manos, solo hay dolor y angustia.

Nada, vuelvo a la nada, al comienzo otra vez y me estanco, una vez más sin salida, vago. Eterno tormento, infelicidad, desasosiego, me angustia, me abruma y veo la oscuridad sin poder rehuirla una vez más.

Agotado, cansado, ya no hay más, mi espíritu muere, se entristece de tal manera y sufre, lloro, lloro amargamente otra vez y me hundo hacia lo profundo donde no hay nada.

La soledad me aplasta, trato de aferrarme a ti, mi amor, a ti, pero es inútil, estas tan lejos, no soy tuyo, no eres mía, no nos pertenecemos y trato de aferrarme a ti siendo inútil cada uno de mis esfuerzos.

Te irás como todas se han ido y me dejarás vacío este triste corazón que no puede estar lleno jamás de amor.

mayo 25, 2009

CARTA DE HIELO Y FUEGO



Este es un mundo lleno de magia, donde todo puede ser realidad. Lo que se creía imposible puede dejar de serlo gracias al poder que todo lo concede.

En la región de Eagle había una gran guerra, las tribus esparcidas por la zona luchaban incansablemente por territorio. Las innumerables batallas acontecían desde hacia más de 50 años y parecía no tener fin.

Un joven no le daba importancia a esta guerra, pues sacaba buen provecho de ella. Construía las más sofisticadas máquinas bélicas que vendía a buen precio. Viajaba por la región Eagle estableciéndose temporalmente en el territorio de alguna tribu. Siendo muy habilidoso en la construcción de diversos tipos de artefactos Kedrick era muy conocido en la región por su talento.

Ganaba buen dinero, vivía bien con el fruto de su trabajo, pero había algo dentro de él que lo hacia sentir vacío, después de todo el hecho de viajar de un lado para otro resultaba ser muy solitario.

Un día, Kedrick, decidió tomar un descanso y se fue a caminar por un bosque cercano. Vagaba pensativo sin poner mucha atención a su alrededor, hasta que llegó a un claro en el bosque y se recostó a meditar quedándose dormido.

Una brisa fría lo despertó, pero el escenario había cambiado. Se encontraba en medio de un desierto congelado. No muy lejos de él había una joven que miraba el inmenso mar frente a ella.

Kedrick se levantó muy asombrado por todo lo que veía. No sabía qué hacer o qué decir, pero se acercó a la joven vestida de lila clarísimo. Estando a un paso de ella una ventisca le impidió avanzar y al abrir los ojos se encontraba nuevamente acostado en el claro del bosque.

El joven se quedó mirando el cielo sudando frío y algo agitado. Entonces vio pasar una semilla de cardo que le llaman comúnmente carta y la tomó con cuidado para no romperla.

- Una carta? En esta época? - al mirarla recuerda a la joven que vio y sonríe luego- Pues si es cierto lo que dicen… ve y dile que es bella.

Kedrick echa a volar la carta y ésta se eleva hasta perderse.

El joven fabricante regresa a su taller muy feliz por su visión y siente nuevamente el latido de su corazón.

Pasado un tiempo llegó hasta Kedrick el líder de la tribu donde se encontraba. Éste le pidió un nuevo artefacto para la guerra, pero Kedrick lo rechazó, tomó sus pertenencias y se marchó del lugar.

Algo había cambiado en el corazón del joven Kedrick que lo hizo ver su vida de otra manera. Así fue como decidió retirarse e instaló su carpa en el claro del bosque, en aquel lugar donde tuvo ese sueño…

En la región de Endworld había gran pobreza, todo escaseaba y la gente moría por falta de provisiones y abrigo pues era una zona sumamente fría. En esta región existía un pueblo que limitaba con un inmenso mar.

Allí vivía una joven que todas las tardes salía a caminar por el frío desierto gélido y se detenía a observar el atardecer.

Ella esperaba cada día encontrarse con alguien al hacer su paseo, pero nunca halló a nadie, quien podría caminar por allí con ese frío? Bethzalie siempre llegaba al mismo lugar y se detenía a mirar el mar.

Un día llegó hasta el sitio de siempre y mientras observaba pensativa sintió una presencia a sus espaldas. Ignorándolo por completo siguió en lo suyo hasta que una ráfaga fría pasó tras ella y se volteó a mirar.

No había nadie, estaba sola en medio del gélido desierto igual que siempre.

- Igual que siempre- entristeció la joven vestida de lila.

Cerró sus ojos y una lágrima cayó por su mejilla, se volteó y abrió los ojos para seguir mirando el mar, pero el escenario había cambiado… se encontraba en el claro de un bosque.

Cerca de ella había una carpa muy bien construida y allí vio a un joven hombre trabajando en un artefacto que ella desconocía por completo. Era un hombre robusto, moreno, de aspecto fuerte y rostro dulce, cabello negro ondulado y desordenado.

Bethzalie se quedó quieta observándolo esperando que él no la viera. Pero el joven notó su presencia y la miró. Ella muy sonrojada se cubrió la cara y se dio vuelta.

Una brisa fría le señaló que había regresado, estaba otra vez en el desierto frente al mar. Aun sonrojada sintió el calor en su corazón y éste volvió a latir intensamente. Entonces vio pasar una semilla carta y la tomó delicadamente.

- Una carta? En este desierto? - al mirarla recordó al joven que había visto y se emocionó mucho al oír un mensaje tan suave como un susurro.
- En verdad lo crees?- se sintió muy feliz- Sí, es cierto lo que dicen… ve y dile que lo espero.

Así comenzó Bethzalie a frecuentar aquel lugar esperando ver una semilla de carta pasar o tener la oportunidad de verlo una vez más.



La magia poderosa de aquello que todo lo concede les dio una oportunidad para conocerse. Sintiéndose el uno con el otro tan cerca aunque estaban tan lejos.

El claro del bosque era el lugar de su conexión y la semilla de carta el susurro entre ambos.

Pero un día la guerra en la región Eagle llegó al claro y Kedrick oyó gran estruendo de batalla. Empezaron a caer bombas cerca de allí y se podía oler el humo de incendios por el lugar. Gente enfrentándose apareció en el claro y máquinas lanzaban proyectiles.

- Como osan destruir mi santuario, no pueden estar aquí. Váyanse! - dice Kedrick con gran ira como un rugido.

Kedrick los ataca como una bestia destruyendo máquinas y golpeando a quien estuviera en su camino. Pero cada vez eran más y el joven ya no podía contenerlos en su forma humana. De pronto una multitud apareció dando grandes gritos por el sur y otra multitud por el norte chocando con feroz estruendo en medio del claro.

Esto hizo que la furia de Kedrick se elevara al máximo y dejó su forma humana para convertirse en un gran dragón alado. Y lanzó fuego a todos los que allí estaban haciendo huir a las multitudes. Pero el precio de esta irrupción fue la destrucción del claro que ahora se quemaba inexorablemente.

Kedrick viendo lo que había pasado se sintió muy triste y al mirar, cerca de lo que fue su carpa, vio que Bethzalie estaba allí, con sus ojos llenos de lágrimas se acercó al dragón extendiendo sus brazos.

El joven convertido en dragón puso su cabeza entre las manos de ella que lo miraba a los ojos. Kedrick no resistió tanta tristeza en su corazón y sin decir palabra alguna alzó el vuelo desapareciendo en el cielo.

Bethzalie vio como el amor de su vida se apartaba de ella y una semilla de carta paso por su lado. Al intentar tomarla, sin siquiera tocarla, la semilla se hizo pedazos, en ese mismo instante su corazón se rompió también y desapareció del lugar.

La joven Bethzalie observó el mar frente a ella como siempre lo hacía, pero esta vez su tristeza era tal que entró al agua y caminó hacia el fondo hasta sumergirse por completo. Luego salió del mar convertida en una figura de hielo, caminó de vuelta a la orilla como si estuviera hecha de cristal.

Bethzalie se quedó allí mirando el crepúsculo convertida en una estatua de hielo imposible de romper, imposible de derretir.



Pasó mucho tiempo hasta el día en que se volvieron a ver. Kedrick convertido en dragón llegó hasta la región de Endworld. Había volado toda la distancia de un extremo al otro del mundo solo para encontrar a su amor.

El viaje había sido muy largo y agotador, el joven dragón estaba cansado y sediento, pero no se detendría hasta lograr verla. Entonces mientras pasaba por el gran desierto congelado divisó una figura femenina mirando el mar. Pero no pudo acercarse más, sus fuerzas lo abandonaron y cayó estrepitosamente al suelo.

Bethzalie oyó el ruido y al ver el dragón supo que su amor había regresado junto a ella. Corrió feliz a su encuentro aun convertida en figura de hielo.

Ella se acercó y tomó la cabeza de la criatura poniéndola en su regazo, entonces el abrió los ojos y la miró. Kedrick dudo un poco al verla, estaba tan fría y a la vez lo abrazaba tan cálidamente.

El joven dragón tenía tanta sed que lamió la mano de hielo de Bethzalie y ésta fue el agua más deliciosa que hubiese probado. Con su gran lengua de dragón le lamió la cara y ella sonrió. Entonces Kedrick al probar el agua una vez más recuperó su forma humana y la abrazó dulcemente.

- Mi sed aun no se sacia, mi amada- y él besó sus fríos labios.

Y este beso de verdadero amor transformó a Bethzalie en humana de carne y hueso. El beso más dulce derritió el hielo en su corazón. El beso más dulce calmó la sed de su corazón.

Kedrick y Bethzalie fueron unidos por la magia de aquello que todo lo concede… la magia del amor.

mayo 18, 2009

De las parábolas: Todos somos ovejas

Todos somos ovejas siguiendo al pastor que va delante de nosotros. Un grupo de ovejas va por el camino de tierra, levantando el polvo mientras caminan, de tal manera que no se pueden ver bien unas a otras. Otro grupo va más atrás, ellas caminan más lento y no levantan polvo, pero miran al frente sin mirar al que va a su lado. Otro grupo son las llamadas ovejas negras al final del rebaño, sucede que el pastor ilumina el camino, pero ellas están tan atrás que la luz no llega, algunas son blancas y otras realmente son negras pero en la oscuridad todas se ven iguales.

Yo soy la oveja que camina al lado de las que levantan polvo, pero voy por el camino de piedras al costado del de tierra. Es difícil transitar por ahí, a veces las piedras son pequeñas y se hace más fácil, otras veces hay grandes rocas que debo saltar como pueda, muchas veces me caigo, pero no quiero quedar atrás y que me alcance la oscuridad. El pastor no es indiferente con sus ovejas siempre mira hacia atrás, Él puede ver hasta las ovejas que están al final del rebaño. Me consuela con su mirada. Solo espero alcanzarlo algún día y abandonar el camino para volar junto a Él.


A quien lo entienda.

abril 05, 2009

EL NOVATO - (Fanfic Caballeros del Zodiaco) [1]



Los dioses no escapan a los ciclos del destino, una guerra se ha llevado a cabo cada 250 años aproximadamente, la Tierra ha corrido el riesgo de ser gobernada por ambiciosos dioses con sus propias ideas para lidiar con los humanos. Una diosa, Athena, se convirtió desde tiempo mitológicos en la protectora y sin embargo sus enemigos jamás han desistido. Hades es uno de ellos y su propósito ha tomado un nuevo giro en esta nueva guerra.

Siendo que el ejército del dios de los muertos es conocido como almas selladas hace cientos de años en este tiempo y por mandato del dios las cosas han cambiado. Al despertar nuevamente en esta época los planes de Hades han dado paso a la renovación de su ejército reuniendo a guerreros dispuestos a entrar en su reino oscuro por propia voluntad y ellos son llamados Caballeros de Hades.

Cada cierto tiempo un nuevo aspirante se adentra en las tierras del Inframundo, pero no todos logran su objetivo, muchos no superan las pruebas o se pierden por el camino. Pertenecer al selecto grupo de los Caballeros de Hades no es tarea para cualquiera, a diferencia de otros ejércitos donde no hay requisitos previos para entrar en su territorio, en el Inframundo solo existen dos formas para ello: una es ser revivido de entre los muertos por el mismísimo Señor Hades para convertirse en un caballero; la otra es despertar la conciencia Araya o Arayashiki, también conocido como el Octavo Sentido, el cual se debe adquirir antes de entrar en el mundo de los muertos.

En el Castillo de Hades se encuentran las escaleras al reino de los muertos. Esta es la entrada principal por donde pueden pasar todos aquellos que deseen ir. Los espectros cuentan con la protección de Hades por lo que pueden ir y venir estando vivos, pero todo aquel que no lo sea perderá su vida y se volverá un fantasma, a menos que despierte su octavo sentido.

Así es como un nuevo aspirante llegó al Inframundo para convertirse en un Caballero de Hades.

_____

«Luego de un largo entrenamiento en el Fin del Mundo he decidido ir por mi armadura a aquel lugar donde el sol no ilumina, donde huele a muerto por doquier, allí donde todo aquel que ose entrar deberá perder toda esperanza.

Y ¿por qué a ese lugar y no otro? Simplemente sé que mi corazón late intensamente y una gran emoción me llena el cuerpo al oírlo nombrar.

Eso sucedió la primera vez que lo escuché, cuando aquella chica lo dijo supe que hacia allá debía partir. Sí, a veces me pregunto cuál habría sido mi destino si ella no se hubiese aparecido casi al terminar mi entrenamiento.

De un momento a otro estaba allí cubierta casi completamente por una capa que apenas dejaba ver su rostro. Le exigí que se mostrara, pero dijo que no era necesario ya que volveríamos a vernos. Fue entonces cuando nombró el ejército al cual pertenecía y una gran emoción me invadió, sentí que debía ir allá, pues había sido además invitado especialmente.

Y luego de un largo viaje llegué hasta el Castillo de Hades en busca de la entrada al Inframundo».


ATRAVESANDO LA PUERTA HACIA EL INFRAMUNDO


«Entro al castillo, reviso el lugar que estaba totalmente abandonado y en ruinas hasta hallar las escaleras. Entonces un gran agujero se encontraba frente a mí y debía lanzarme para llegar a mi objetivo. Me quedo viéndolo un momento, pero no hay dudas en mi mente, de inmediato enciendo mi cosmos hasta lo más alto y en mi mente solo esta el gran anhelo de conseguir mi armadura. Esa armadura se encontraba en las profundidades del mismísimo infierno y debía ir por ella a como diera lugar. Así que me lanzo hacia el mundo de los muertos sin más vacilación».

Un cosmos púrpura cubrió el cuerpo del joven y lo protegió de perder la vida al entrar al Inframundo. Más tarde despertó y sus ojos vieron por primera vez el oscuro y enrarecido cielo.

— ¿Acaso este es el Inframundo? ¿Estoy muerto o vivo?—se miró sus manos asombrado por lo ocurrido—. Sí, lo he logrado.

Se levantó algo tambaleate y caminó por el lugar sin saber exactamente hacia donde dirigirse.

— Creo que estoy perdido...—entonces vio algunas almas por el lugar, cuerpos sin rostro que caminaban en una dirección como guiados a su destino, por lo que decidió seguirlos.

Finalmente llegó hasta la puerta principal y leyó la tan famosa inscripción en ella.

— "Aquel ser que entre deberá abandonar toda esperanza" Que frase tan bella...—sonrió—. Ciertamente he llegado al infierno, me pregunto que debo hacer ahora.

Entonces una figura femenina de largo cabello negro atado en una trenza que caia sobre su hombro y vestida con armadura púrpura le habló desde lo alto de la puerta.

— Vaya, un novato, bienvenido o lo que sea —le dijo ella con cierto desgano.
— Yo reconozco tu voz, por favor acércate, no alcanzo a verte—sabía de quien se trataba.

La amazona se levantó y de un salto llegó hasta donde estaba el caballero dejando ver en pleno su ropaje sapuri Escorpión. Lo miró de pies a cabeza con detenimiento un poco pensativa pero sin mostrar mucho interés.

— Sígueme —dijo dándole la espalda y empezó a caminar.
— Espera, tu me contactaste ¿no me recuerdas? Tú dijiste…
— Sí, sí, bla, bla, bla, lo que sea, ya apresúrate —le hizo un gesto con la mano para que le siguiera.

El joven no supo qué más decir así que solo la siguió en silencio hasta que llegaron a la orilla de un inmenso mar.

— ¿Qué es esto?—dijo el aspirante sorprendido.
— Es el Río Aqueron o Aqueronte como lo llaman algunos—la amazona sacó una moneda de plata del costado de su armadura.
— ¿Y cómo es posible cruzar? Además, no me has dicho…
— Mira —le dijo en tono alto y algo rudo—.Si quieres ser un Caballero de Hades debes cruzar las 8 prisiones hasta llegar al palacio principal en Giudecca, bla, bla, bla,…—le dijo con desgano—¿Por qué diablos tengo que decir lo mismo una y otra vez?, que flojera.
— Comprendo, pero…
— Cara o sello —lo interrumpió sonriéndole, su actitud era ahora entusiasta.
— Emmm… ¿y eso?
— Cara o sello —lo miró con cara de poca paciencia esta vez.
— Supongo que… Emmm, ¿cara?

La joven lanzó la moneda al aire, la atrapó y la puso en el dorso de su mano. Al descubrirla se la mostró al aspirante.

— Sello —le dijo ella con una sonrisa.
— ¿Y eso qué significa?—el joven caballero la miró desconcertado.
— Significa que…—en ese momento tomó al joven de sus ropas y lo lanzó al río—¡Significa que te vas nadando!—rió ella de buena gana.

El aspirante se levantó rápidamente salpicando un poco asustado, el agua le llegaba a sus rodillas ya que se encontraba en la parte poco profunda, entonces la miró con el rostro algo desencajado.

— ¿Cómo dices? ¿nadando? Acaso…
— Bla, bla, bla, por qué son tan parlanchines, ¡ya vete chico! —le gritó y le hizo una mueca.
— Debe haber una barca...—la miró seriamente sin moverse de su sitio, pues pensó que la chica le quería "tomar el pelo".
— Pues yo no veo ninguna —le dijo ella burlonamente.
— Está bien, he entrenado en condiciones muy difíciles —el aspirante a caballero se resignó y comienzó a nadar.

Una vez que se alejó un poco nadando por la turbia agua la amazona le dijo:

— ¡Saludas a los muertitos de mi parte!—y comenzó a reírse esta vez a carcajadas.
— ¿Muertitos?...

Entonces los cadáveres del río comenzaron a tirar del joven para hundirlo, uno a uno atraparon sus pies, brazos y torso. Son las almas de aquellos que no pertenecen ni al cielo ni al infierno por lo que vagan eternamente en la orilla del río y muchos de ellos se internan en las aguas tratando de cruzar.

— ¿Qué? ¡No puede ser! —exclamó sorprendido.

El joven aspirante luchó por mantenerse a flote golpeando a las almas y forcejeando con ellas, mientras la amazona lo observaba y se reía hasta las lágrimas en la orilla.

— Ja, ja, ja, ¿De verdad pensaste que podrías cruzar a nado?—se burlaba—. ¡Todos caen!, ja, ja, ja —se tiró al suelo de tanto reír.
— ¡No te burles!—dijo el caballero rodeándose de su cosmos púrpura y comenzó a golpear los cuerpos para continuar muy decidido.
— En verdad tienes agallas, chico —murmuró ella en la distancia de la orilla siempre observándolo.

Los muerto no desistieron en su empeño, no dejaron escapar al joven pues eran muchos e insistentes y en un momento lograron hundirlo por completo en el oscuro río.

— Ahí va otro...—se levantó ella secándose las lágrimas—. No es mi culpa que sean tan débiles...

Pero aun no había terminado, una esfera brillante púrpura se asomó en la superficie del río y explotó con gran estruendo. Los cuerpos destrozados por la explosión comenzaron a flotar y el joven reapareció de entre la aguas con un hondo respiro.

— ¡Lo lograré como sea!—dijo decidido y continuó a pesar de estar muy agotado.

En ese momento alguien lo jaló del brazo y lo tiró dentro de una barca alargada. Era la joven amazona que ha ido en su rescate inesperadamente.

— Hey, eres fuerte… tú si sabes como impresionar a una chica—le guiñó un ojo al desconcertado muchacho.
— COF, COF —tosió algo ahogado—. Me ayudaste, no me lo esperaba.
— Pues, hay cosas que se deben cumplir —le sonrió y empezó a remar.
— Supongo que gracias —dijo el joven mientras se acomodaba en la barca.
— No lo tomes personal, solo es un juego.
— ¿Un juego?
— A algunos les sale tomar la barca, pero no llegan lejos luego de pasar el río. Vivir aquí puede ponerse muy aburrido. Siempre es bueno ver a un novato, pero es muy difícil que logren pasar todas las pruebas.
— Entonces lo que haces es…
— ... burlarme de los nuevos como tú, ja, ja, ja.—lo interrumpió para completar su frase—.En verdad pasar mi prueba no te asegura pasar las otras y más bien es cuestión de suerte.
— Bueno, me alegro de haber pasado esta —dijo aliviado apoyado en el borde de la barca.
— Por cierto, soy Sekiam, Caballero de Hades Sapuri Escorpión. Y claro que no te recuerdo bien, fue hace tiempo, además no eres el único al cual me he tomado la molestia de invitar, así que si fui yo quien te pidió venir es posible que logres avanzar bastante.
— Me da gusto Sekiam, entiendo que no me recuerdes, soy Eleazar y te sorprendería saber que vengo por la armadura…
— No me interesa —lo interrumpió de inmediato—¿Cuántas veces crees que he oído lo mismo?
— Lo lamento, pero es que yo…
— Pues, no me molestan los nuevos, es solo que… bueno, espero que llegues a conseguir esa armadura cualquiera que sea.
— La conseguiré, ya verás Sekiam —dijo con confianza y comprendiendo la situación, luego de un momento tuvo curiosidad —¿Tardaremos mucho?
— Mmm… te recomiendo que descanses y no te preocupes… no te tiraré de la barca cuando estés dormido ja, ja, ja —se burló como era su costumbre.

El joven la miró con desconfianza y ella lo golpeó levemente en la cabeza con el remo.

— Es broma, puedes confiar en mí, aunque si no quieres, pues es tu decisión.

Eleazar se sentía muy agotado por el esfuerzo además del largo camino que recorrió para llegar hasta allí así que se durmió apoyado en el borde de la barca. Más tarde se despertó y escuchó a alguien cantando, era Sekiam.

—  «Cuando la luna se pone regrandota como una pelotota y alumbra el callejón…
—¿Y eso?—la observó con asombro sin comprender lo que sucedia.
— ... Se oye el maullido del triste gato viudo y su lomo peludo se eriza con horror…
— Vaya, este lugar da miedo —dijo Eleazar casi como un susurro, pero Sekiam lo oyó y le golpeó en la cabeza con el remo esta vez un poco más intensamente.
—  «Pero no falta quien lance un zapatazo que salga hecho balazo a quitarle lo chillón… Y en el alero del místico tejado el gato se ha quejado cantando esta canción…»
— Emmm... ¿Será que falta mucho?
— No, ya llegamos.

Desde la barca era posible divisar la otra orilla, en la lejanía un gran edificio dominaba el lugar. Era el momento de continuar su recorrido.

Abelenoc - Tierras lejanas (Original)

Tierras lejanas


YA DESDE EL AÑO 2000, se reúnen los presidentes representantes de cada continente en una asamblea extraordinaria llamada “Foro de las Naciones”, a realizarse cada 5 años, durante 7 días en una localidad especialmente acondicionada para tal evento. En dos reuniones se han hecho muchos cambios, se han resuelto varios conflictos y se ha prestado ayuda a los países más necesitados, todo esto en una acción conjunta para el desarrollo del mundo.

El cambio más significativo es la presencia de un nuevo país ignorado por siglos que ahora debe ser incluido en los mapas y en la educación del público en general. Este lugar es una isla que no pertenece a ningún continente, es absolutamente independiente desde hace 500 años cuando fue descubierta. Hace solo 5 años ha sido reconocida como una nación y por lo tanto las opiniones de su lider son válidas y respetadas, así que es convocado a la nueva reunión este 2010 ya como Jefe de Estado.

–¿Crees que aceptarán esta nueva propuesta? – dijo el lider, algo preocupado a su consejero, mientras viajaban en su vehículo privado hacia el Foro de las Naciones.

– Estoy seguro que no. Es demasiado pronto, no te aceleres, hay mucho tiempo. Hace solo 5 años nos consideran una nación y eso que somos una cultura más antigua que varios países de este lado del mundo. Tardarán en respetarnos y tomarnos en cuenta, no te ilusiones mucho con tus ideas. Lo mejor que podemos hacer es esperar.

– Esperar qué, ¿ser un anciano?. Tengo muchas ideas, hay tanto por hacer. Debemos empezar lo más pronto posible...

– Ahí está el problema, no es posible. Ellos piensan que con estar adentro debes conformarte, no te harán caso, a menos que quieran algo de ti.

– No será así, ya lo verás. Mi historia no será como la de mis antepasados que jamás pudieron ver sus sueños hechos realidad–Se notaba el entusiasmo en sus ojos.

– A mí me parece que eres muy distinto a ellos– dijo el consejero.

– Sueño, como ellos soñaron en sus épocas–observó por la ventana del vehiulo polarizado.

– Pero, tu sueño es desproporcionado, tus antepasados eran más equilibrados.

– ¿Insinúas que soy un desequilibrado?

– No, mi amigo, solo estás loco. No te conformas con nada, hemos llegado muy lejos.

– Lo que pasa es que estás muy viejo para estos trotes, no puedes entender el ímpetu de nosotros los jóvenes... sin ofender– dijo en tono de burla.

– ¡¿Qué?!, ¡Yo no soy ningún viejo! Estoy en perfecto estado, como recién construido, me hice la revisión técnica la semana pasada y estoy como nuevo.

– No era mi intención ofenderte, GER, pero debes aceptar que 400 años no es poco.

– Oye...

– Además, yo solo quise decir que no seas tan estricto, no pierdo nada intentándolo. ¿No te parece?

– Sí, claro, has lo que quieras.

Durante siete días se presentan y discuten ideas para mejorar cada zona necesitada de los continentes, se ayudan unos a otros, favor por favor, sin buscar conveniencia sino prosperidad para todos los ciudadanos. Este es un gran logro para la humanidad, que ha abierto los ojos para caminar por la única vía que los llevará al desarrollo y crecimiento de todo el mundo. Es el paso más gigantesco que han dado los seres humanos en toda su historia, actuar como una verdadera unidad.

Sin duda que la propuesta del Jefe de Estado de la nueva nación es un tanto difícil, pues su deseo es que la isla sea considerada un país, así quedaría totalmente libre de las especulaciones que quieren adjudicar este territorio a sus países cuando nunca ha pertenecido a un gobierno extranjero.

Los siete días pasaron rápidamente, como siempre se acordaron múltiples trabajos para cada nación. Los humanos se han dado cuenta que el apoyarse mutuamente sin tratar de sacar provecho, es lo más beneficioso para ambas partes. El mundo ha cambiado desde la llegada del nuevo milenio, se ve a sí mismo con otros ojos y tiene nuevos aires de vida para todos sus habitantes.

Dejando el lujoso hotel el Jefe de estado subió a su vehículo negro tipo limusina acomodándose en el asiento lateral frente a la barra de bebidas, con el rostro claramente cansado y decepsionado. Por su parte GER se sentó atrás observando con su semblante casi inexpresivo.

– A ti te encanta llamar la atención – dijo el consejero –. ¿Cuántos trataron de golpearte esta vez?

– No entiendo por qué reaccionan de esa manera. Nosotros queremos crecer como todos los demás.

– Es que no somos como los demás. Fuiste educado de una forma muy distinta, jamás nos entenderán, porque estamos más allá de su imaginación, de lo que ellos alcanzan a comprender.

– Tienes razón. Al menos aceptaron las otras propuestas. Que lástima que no estabas allí.

– No me dejaron entrar por lo que pasó la última vez...–cruzó los brazos el autómata.

– Se te pasó un poquito la mano esa vez, amigo.

– Johann, recuerda que además de tu consejero soy tu guardaespaldas, era mi deber. En cuanto a tus propuestas, insisto en que me hagas saber todos tus planes.

– Lo haré, es solo que estos días tengo muchas cosas en la cabeza. En la reunión les propuse que nos dieran todos sus desechos y les encantó la idea ¿Qué te parece? Ahora todos quieren tirarnos su basura.

– Como dice el dicho:” Lo que es basura para algunos, es un tesoro para otros”. Y me parece muy buena idea.

– Limpiaremos el mundo y nos expandiremos. Con todo lo que botan podríamos cubrir el Pacífico– se estiró para alcanzar un vaso y buscó una botella del compartimiento.

– “Llenar” el Pacífico– dijo GER.

– Tendremos los materiales necesarios para agrandar Abelenoc. Al proponerles el nombramiento de la isla como un país, luego del escándalo y el alboroto, me propusieron algunas condiciones para que ellos aceptaran.

– ¿Que tipo de condiciones?

– Cosas que ellos consideran muy difíciles para nosotros, como: ser al menos 4 veces nuestro tamaño, permitir mayor acceso a los continentales, crear una zona turística, permitir que hagan documentales sobre nosotros, utilizar el dólar, usar alguno de nuestros recursos naturales, permitir que hayan colonias de extranjeros viviendo en el país...–sirvió su vaso con el licor y bebió de él – Ah y que aceptemos a uno de los suyos como mensajero durante un mes para saber más de nosotros y como vivimos.

– Lo dices muy tranquilo, como si fuera poco. Nos derrumbaremos, nos...

– Tranquilo, tranquilo, no entres en pánico, tenemos tiempo para todo eso.

– ¿De cuánto estamos hablando?

– Unos... cinco años.

– Estás... Oye, ¿Cuántos años tienes?–parecía molesto pero trataba de actuar con paciencia hacia el joven.

– Veinticinco, tú lo sabes– dijo Johann.

– Tienes mucho tiempo por delante, ¿Cómo puedes decirme que haremos todo eso en cinco años, no pueden ser diez?–se llevó la mano al rostro conteniéndose.

– En diez años seré un viejo...

– ¿Se puede saber qué tienes contra los mayores?

– Nada, lo juro. Es solo que... siento que debo hacer muchas cosas y tal vez no tendré el tiempo para hacerlas.

– Lo que más tienes es tiempo, solo tómalo con calma. Mi estimado Johann, tranquiliza tus caballos porque aún no es la carrera.

– Mmm... – pensó un momento – Mi meta será: hacer de Abelenoc un país, en cinco años... si no lo logro entonces lo tomaré con calma.

– No sé para que insisto, no tienes remedio– se resignó GER apoyándose en el asiento.

Con esto en mente el Jefe de Estado Johann Grake y su consejero GER se dirigen a su nación Abelenoc. Esta es una isla solitaria del Océano Pacífico Sur, dividida en cuatro ciudades dirigidas directamente por su líder. Fue descubierta hace más de 500 años por un grupo de constructores de barcos, los que se hicieron a la mar buscando un mejor lugar donde vivir. Alejada de la civilización sus habitantes se desarrollaron de manera diferente, a pesar de los constantes viajes que se hacían a los continentes. Sus puertos han sido utilizados desde hace 300 años, pero estos se encuentran restringidos y los visitantes no tienen acceso a las ciudades, por tanto su forma de vivir es un misterio.

Allí todas las cosas son muy diferentes, aunque familiares. Es que ellos toman las cosas de otra forma y en lugar de ser primitivos, son más avanzados de lo que se podría esperar de un mundo tan aparte, tan aislado de las otras culturas, de los otros modos de vida y de los adelantos que enorgullecen a la sociedad continental.

Luego de viajar en su avión privado, llegaron al aeropuerto de Abelenoc y se dirigieron directamente a la Casa Mayor para continuar con sus labores y organizar todas sus tareas.

– Debemos prepararnos para recibir a nuestra visita– dijo con su usual entusiasmo el joven líder.

– Johann, sinceramente, creo que eso será un problema– dijo con su usual pesimismo el siempre preocupado GER.

– No habrá problema, mira...

– Será un gasto enorme tener que mantenerlo, no pensarás darle un trabajo, eso nos arruinaría, debiste consultarme.

– Eres un exagerado, todo estará bien, es solo una niña. No causará daño a nuestra economía. Irá al colegio, lo que nos saldrá más barato que si fuera mayor y tuviéramos que darle empleo. Que poca fé me tienes, no soy tan tonto como crees.

– Si es así, me parece bien. Es que contigo, nada es seguro, no tengo la seguridad de que seas un idiota, pero tampoco que seas muy inteligente...

– ...Gracias por tus palabras, eres siempre tan amable y sincero. Y te dices mi amigo...

– ¿Y cuándo tendremos a esa jovencita por aquí?–dijo mientras observaba por el gran ventanal de la amplia habitación.

– En tres semanas.

– En tres … Eres despreciable, ¿cómo crees que en tres semanas...–estaba desconcertado– Ay, olvídalo. Contigo no se puede.

En tanto, el país que se encargaría de buscar a aquella visitante estaba en una reunión para decidir de donde la sacarían. Ella debía tener ciertas características pues los Abelenoc eran desconocidos y no se sabía qué esperar de ellos, además un mes de estadía es demasiado para cualquier familia. Entonces acordaron enviar a un joven de un hogar de menores, así no habría quien la extrañara y si necesitaban que se quedase más tiempo no habría problema alguno.

Solo un día antes se le informó a la joven sobre su viaje. Ella estaba muy preocupada, todo fue muy repentino. De pronto había sido sacada de su vida cotidiana y se encontraba sola en el puerto del fin del mundo, esperando el barco que la llevaría muy lejos de su hogar.

– ¿Por qué será que mi vida sólo puede empeorar? Yo no debería estar aquí, en qué lío me han metido–decía la joven Raquel aquella tarde, mientras miraba el mar imaginando su estadía en Abelenoc– Debe ser un lugar muy rural, más que rural, deben vivir como en la prehistoria, ¿qué más se puede esperar de un lugar que apenas tiene contacto con el resto del mundo?.

La tarde ya se hacia noche poco a poco y no había señal del barco en cuestión. Raquel dejó su tono de lamentación y se concentró en su ira mezclada con el frío de la noche y la incertidumbre.

– ¿Qué se han creído estos tipos? Me tienen aquí a punto de congelarme, me han dicho que no traiga maletas, me han dado este cuestionario para el jefe de estado de ese lugar y ni un lápiz he traído, ¿cómo se supone que responderé las preguntas?.

Entonces su espera terminó, un barco se acercaba al puerto. No tardó en distinguir el nombre de la nave, BAG. Era el momento de partir…

Elías - Punto de quiebre

“Soy el hombre imaginario que da vueltas en este mundo imaginario,
lleno de cosas imaginarias.
Que me inspiran a comenzar un viaje imaginario
de sueños y personajes imaginarios.
Que viven dentro de mí y solo desean salir
para dejar de ser imaginarios.
Mas yo les digo que también soy imaginario
dentro de alguien que desconozco.
Pero que presiento, debe ser igualmente imaginario.”

Elías 9

Como siempre no era lo que esperaba y pasé largo tiempo acostumbrándome al cambio. Fue duro y difícil. Estos tiempos pasaron rápido y con poco provecho. Hoy son una anécdota en mi vida. Aunque debo admitir que viví muchas cosas que me hicieron crecer.

Los primeros meses fue de descubrimiento. Mis creencias fueron puestas a prueba al igual que mi voluntad, mi vocación y mi autoestima. No sé si debía ser de esta forma.

Más tarde me invadió la melancolía y me sentí triste. A veces me siento tan solo en este mundo. Mi vida pierde todo sentido y razón. Estos momentos me atormentan cada cierto tiempo.

Siempre salgo de esto luego de resignarme y aceptar mi infelicidad. Pero cada día es más dura la resignación.

Sin querer he notado que muchos de mi edad tienen pareja. Y yo vivo del recuerdo de las que ya pasaron y nunca fueron. Me entristece pensar que no encontraré a alguien.

Debe ser que soy muy extraño para los habitantes de esta ciudad. Temo ser un viejo cascarrabias y amargado. Quizás esas cosas no son para mí. Tal vez no exista alguien que me comprenda y desee estar a mi lado.

Mi vida es muy aburrida en ese aspecto. ¿En el futuro cambiará mi suerte? Quizás. Él guarda a alguien muy especial, o al menos eso espero, aun que solo me queda esperar para verla. No sé si Él me tome en cuenta, siempre dice cosas extrañas.

– Puedes pedirme lo que sea, yo sé de antemano lo que necesitas.

Realmente no me gusta pedirle cosas, pues no tengo con qué pagarle. Es mi costumbre evitar deudas. Además las cosas que deseo no son muy importantes, pero luego me pongo a pensar y le pido, sin hallar respuesta, pues prefiero no molestarlo con mis tonterías.

Él esta lleno de misterios, es un buen tipo, me agrada, pero suele ser muy enigmático y me confunde con facilidad. En ocasiones lo veo pasear con sus queridas ovejas y me acerco, por alguna extraña razón me siento en paz.

Ciertamente no estoy a su nivel, pero me dijo que algún día entenderé todo y no debo preocuparme por nada.

Elías 8

Quedarme, solo quedarme, es todo lo que sé y es todo lo que haré. Me quedaré y veremos como anda todo. ¿Cuánto tiempo tengo antes que Akeus, el ángel de la muerte, venga por mí?

En ocasiones lo he visto pasar y sabiendo que lo miro me ignora, no me atrevo a hablarle. Y es curioso verlo a él y no a Elizar.

Decidí ir a la estación de trenes y ver la posibilidad de subir a uno de ellos. Resultó ser un trámite largo y demoroso. Ya sabía a qué dedicar mi vida, ahora debía tomar el tren correcto. Luego de pasar los trámites de ingreso tuve dificultades con algunos papeleos y pensé que perdería el tren, teniendo que empezar todo de nuevo.

Entonces me senté en una banca del parque. Un joven vestido de forma poco usual se acercó al sector de las bancas y nos ofreció un pequeño libro.

El joven aseguro que aquel libro tenia la capacidad de cambiar nuestra vida. Lo entregó a cada uno y dijo:

– Ustedes no escogerán quedárselo, el libro decidirá quedarse con ustedes.

Pidió una pequeña cooperación por él y de todos los que allí estaban fui el único que no lo devolvió.

Más tarde lo leí sin darle mucha importancia. Hasta que un día vino la angustia y como siempre me hundí en mi profunda tristeza y desilusión, perdería el tren.

Entonces me arrodillé ante ese pequeño libro y lloré, me quejé, supliqué de la manera que nunca lo había hecho y después leí un verso al azar. Sentí mi alma liberada y por un momento olvidé el temor de vivir. Desde entonces aquel pequeño libro se convirtió en algo muy especial que siempre esta cerca de mí.

Gracias a la fuerza que me dio pude superar los obstáculos y alcanzar el tren. Así empecé mi nuevo viaje, el tren me dejó en una estación desconocida y allí tomo otro tren diariamente.

Comienzo a viajar otra vez, pero ya no estoy tan solo, en ocasiones me habla Johann… Y sé que a pesar de no verlo Elizar esta acompañándome también.

marzo 22, 2009

Viaje a la Tierra (Original)

Hace muy poco finalizó uno de mis viajes más increíbles, tan increíble fue que he decidido escribirlo para publicarlo y que todos sepan de este fascinante lugar, que por desgracia nunca podrán visitar.

Mi nombre es Erycks Noker, un estudiante de Básica con 14 años en este mundo terrenal, vivo en Sekus un pequeño pueblo del Noveno Reino. El planeta Antares es muy bello y pacífico, en extremo tranquilo, tanto así que la noticia del viaje me cayó del cielo.

Mi padre insistió en que no había nada interesante en el planeta que visitaríamos, él es agrónomo y desde hace 10 años trabaja en el programa de reconstrucción del planeta Tierra. Hace 300 años era un hermoso planeta, lamentablemente estaba condenado a morir. Fue destruido lentamente y sus habitantes fueron incapaces de hacer algo al respecto. Lo mejor que se les ocurrió fue huir hacia otro planeta y tras muchos años pudieron escapar a lo que es hoy nuestro planeta Antares.

Al enterarme del viaje quise saber más sobre La Tierra, pero no encontré mucho: algunas fotografías, datos estadísticos e historia, cosas muy poco interesantes. Fue mucho más educativo escuchar los relatos de las personas que de generación en generación han mantenido vivo el recuerdo de lo que fue La Tierra, al parecer se dicen muchas cosas sobre el tema y es que no es para menos, somos descendientes de aquellos humanos, aunque somos muy diferentes a ellos, según dicen, principalmente porque no estamos destruyendo Antares.

Nuestra estadía en La Tierra fue corta, pensé que quizás nos quedaríamos para que mi padre pudiera trabajar permanentemente allí y no viajando de un planeta a otro, pero no fue así. Sucedieron cosas que jamás pensé que podrían pasar, fue una gran experiencia pues conocí a una... una persona muy especial.

El largo viaje fue agotador, nunca había ido a un lugar tan apartado y no sabía qué esperar de él. Llegamos a la estación espacial y allí nos quedamos unos días para componernos del viaje. Mientras tanto, mi padre se fue a su trabajo pues él ya estaba acostumbrado a todo esto. No éramos los únicos civiles en la estación, los familiares de varios trabajadores también habían llegado de diferentes partes de Antares.
***

***
La estación EQUS era increíble, me quedaba horas paseando por los pasillos que tenían grandes ventanales con vista al espacio. Desde allí se podía ver La Tierra, que no era gran espectáculo, más bien era deprimente. Pensar que un día era una maravilla la vista desde el espacio, pero esos días ya terminaron y, la verdad, es que no vale la pena seguir recordando eso.

En fin, allí conocí a Ronny, hijo de uno de los botánicos del proyecto. Era un niño algo extraño, como se dice, un tanto cerebral. Tenía piel morena, ojos azul intenso y cabello negro. Tenia, además, amplios conocimientos de botánica, pues quería ser como su padre y trabajar, en el futuro, en el proyecto del planeta Tierra.

Al verme melancólico, por eso de que una vez el planeta fue hermoso, Ronny me explicó lo que tenían planeado para hacerlo renacer. La verdad es que su explicación es irrepetible, pero de eso entendí que comenzarían por la vegetación del planeta y la limpieza de lo que una vez fueron los océanos.

Nos hicimos buenos amigos, a pesar de las diferencias pues yo soy más bien soñador y observador de la naturaleza. Además se unió a nuestro grupo Rebecca, quien nos sacó de problemas cuando explorábamos una parte de la estación donde no debíamos estar. Rebecca es estudiante de ingeniería espacial, a pesar de tener solo 16 años es toda una experta, y trabaja en su tiempo libre en la estación.

Más tarde, camino a La Tierra, conocimos a Berk, era el piloto de nuestra nave. El viaje se retrasó por unos desperfectos muy extraños en todas las naves que iban al planeta, la única nave suficientemente grande para todos los pasajeros que iban hacia allá era la de Berk. Así que todos tuvieron que aceptar que este joven piloto los llevara a su destino.

Hasta entonces había sido una gran experiencia conocer a estos personajes, pero faltaba aun más. Una joven muy especial se encontraba en nuestra nave, solo que nadie sabía que estaba allí.
***

***
Ronny y yo, como buenos exploradores, salimos a recorrer la nave. Ésta era algo antigua y tenía muchos corredores Nos aburrimos de tratar de abrir algunas puertas, todas estaban bien cerradas. Entonces descubrimos pequeños túneles los que nos llevaron a diferentes lugares de la nave, eran los ductos de ventilación así que podíamos ver a través de las rejillas cada cuarto.

Descubrimos el cuarto de ingeniería, un lugar abandonado, la rejilla que daba a ese cuarto estaba oxidada y débil, por suerte Ronny iba delante de mí y fue él quien se cayó estrepitosamente en el suelo al traspasar la rejilla. Claro, yo fui en su auxilio, no podía arriesgarme a perderlo pues solo él sabia el camino de regreso.

Por suerte mi compañero no sufrió heridas graves, así que continuamos el recorrido. Debíamos encontrar la salida de aquel cuarto gigantesco, pero Ronny estaba temeroso de alejarse del lugar por donde entramos.

El cuarto de ingeniería era aterrador, y la verdad es que yo tampoco quería alejarme de la rejilla de ventilación, pero por más que intentamos hallar una solución a nuestro problema el resultado era el mismo, estábamos atrapados.

Para empeorar las cosas no solo estábamos sin salida, sin poder pedir ayuda, sin que nadie supiera donde diablos estábamos y sin saber que hacer, sino también comenzamos a escuchar ruidos extraños muy cerca de nosotros. Estábamos en problemas, así que no perdimos la calma y... salimos disparados. Yo no sé cómo, pero nos subimos a la rejilla y en un segundo ya estábamos a salvo en el túnel de ventilación.

Luego de eso nos miramos uno al otro y sin duda pensamos que habíamos sido tremendos cobardes, los más cobardes que puedan existir, pero no nos dijimos nada. Solo a Ronny se le salió un: “de la que nos salvamos”, mientras que yo asentí con la cabeza.

Entonces escuchamos un rugido, era el estómago de Ronny que nos recordaba que ya era hora del almuerzo.

Después de eso tan emocionante yo quedé con gusto a poco y por la noche decidí volver al cuarto de ingeniería, pero esta vez fui solo, para que Ronny no me asustara de nuevo.

No tenía miedo, bueno… no mucho, yo soy bien valiente. Y la curiosidad no me dejaba en paz, aunque digan que mató al gato, yo me arriesgo igual.
***

***
Por fin estaba frente a la rejilla que se había roto, miré y sin pensarlo bajé con todo mi coraje, decidido a averiguar que fue el ruido que oímos.

Comencé a recorrer el lugar, estaba oscuro y no veía bien por donde iba. De repente tropecé con algo y me caí sobre él, entonces ella gritó y yo también… no, digo, yo no grité, me impresioné un poquito, pero de todas maneras que susto ese, me quedé con el corazón a mil.

Ella era muy linda (no me latía el corazón por eso), tenía mi edad, estoy seguro, pero nada parecida a una persona normal. Su cabello era transparente, sí, transparente, ¿existe ese color?, creo que no tenía color por eso era así, sus ojos, jamás olvidaré esos ojos, color rosado, sí rosa, clarísimos, que me miraron muy abiertos esa noche. Si que era linda… bueno, ese no es el punto.

Y ya no la describo más o van a imaginar que se me cae la baba por ella. La cosa es que estábamos allí los dos y yo no atiné a nada más que preguntarle, tartamudamente (si es que existe esa palabra), una cosa muy simple:
- ¿Quién eres tú?

Entonces ella salió corriendo y como un gato se subió a la rejilla. Ya no la vi más y como mi curiosidad fue saciada me regresé a la habitación pensando en aquella linda niña que conocí… no, no soñé con ella, no sean mal pensados.

Bueno, este viaje empezó un poco agitado y estaba ansioso por saber qué ocurriría después.