julio 22, 2008

La Ley del menor esfuerzo

“El éxito es la capacidad de cumplir nuestros deseos espontáneamente y sin esfuerzo. Sea lo que sea. Por otra parte Louise Hay nos dice “toda experiencia es un éxito, independientemente de su resultado””. (Deepak Chopra)

LA LEY DEL MENOR ESFUERZO

Es mi favorita, pero cuesta mucho que otros la entiendan.
Se entiende por “menor esfuerzo” el “hacer nada”, esto es un error.

Si tengo un lápiz en la mesa y quiero ponerlo dentro del estuche ¿Cuál sería el menor esfuerzo para que eso ocurriera?

a) hacer nada.
b) pedirle a otro que ponga el lápiz en el estuche.
c) crear un artefacto que ponga el lápiz en el estuche.
d) tomar el lápiz y ponerlo en el estuche.

Respuesta A: ¿qué?
Respuesta B: son unos ociosos.
Respuesta C: eso sería el mayor esfuerzo.
Respuesta D: Correcto.

¿Lo entendieron?

Los pájaros no "tratan" de volar, sencillamente vuelan; los delfines no "tratan" de nadar, sencillamente nadan; las estrellas no "tratan" de brillar, sencillamente brillan. Sólo los humanos "tratamos de". El universo no funciona de esta manera. Hay muchas creencias que van en contra de esta Ley. Por ejemplo: “el que quiere celeste que le cueste”, “ganarás el pan con el sudor de tu frente”, “para ser bella hay que ver estrellas”, etc. Y nos enseñan que todo debe hacerse con esfuerzo y sacrificio para que valga la pena, debemos competir y siempre demostrar a los demás, alcanzar nuestras metas por encima de todo, así nos pasamos la vida de esfuerzo en esfuerzo y terminamos agotados sintiendo que no alcanzamos todo lo que deseamos. Y creemos que la vida es corta, culpamos a Dios de no alcanzar lo que queremos, de hacer nuestras vidas miserables y sin sentido. ¿Dios nos dice que hagamos todo con el máximo esfuerzo?

“Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o que habéis de vestir: ¿no es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros: y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?
Y ¿Quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?
Y por el vestido, ¿Por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos.

Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?
No os afanéis, pues, diciendo: ¿qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?
Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.
Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal."
(Jesús en Mateo 6; 25)

La Ley del Menor Esfuerzo se practica a través de la aceptación, aceptar lo que nos ocurre en el momento presente y se activa a través de no defender nuestro punto de vista ciegamente, no querer siempre tener la razón y observar mucho cómo funciona la naturaleza.

“Es importante que la Humanidad eleve su estado de conciencia” Deepak Chopra.

julio 01, 2008

Aquel mundo - Beths, bienvenida a Keleb [3]

Ya era de noche cuando la pelea había terminado. Aker sacó a la joven del coliseo en sus brazos, pues esta aun no despertaba. Caminaba por las calles vacías de su pueblo buscando un lugar que les sirviera de refugio. Entonces la joven despertó y le dijo:

- Oye, ¿qué pasó?, ¿Adónde vamos?- aun estaba un poco aturdida.
- Bienvenida a Keleb, mi nombre es Aker- le dijo él.
- Mucho gusto, Aker, yo soy Beths. Ya estoy bien, ¿podrías bajarme?
- Sí, claro. ¿Estás segura que estás bien?
- Más o menos- recordando lo sucedido preguntó- ¿Dónde está el monstruo?
- No te preocupes por eso, ya está solucionado... Como te decía, este es Keleb y aquí las cosas son muy diferentes a tu dimensión.
- Te ves como cualquier niño de mi “dimensión”, además las calles, las casas...
- ¡Que no soy niño!, Soy un hombre - replicó el joven.
- Sí, sí, lo que digas... cómo no- dijo ella.
- En Keleb la mayoría de edad son los 12 años, a esta edad se pelea por ser libre.
- ¿Ser libre?, ¿de quién eres esclavo?- preguntó sorprendida.
- De los adultos. Bueno, es una historia larga que sucedió hace mucho tiempo.
- Quiero oírla- le dijo ella.

Aker le contó la historia como él la conocía, a través de las conversaciones de algunos adultos estudiosos para los que había trabajado. Es por eso que solo tenía ciertas ideas vagas de cómo empezó el conflicto. También le habló del rey Orien y su prueba de la bestia, y aprovechó de contarle cómo fue que él y esa criatura llegaron de improviso a su dimensión, junto con el regreso a Keleb y la prueba final que debía enfrentar. Todo esto mientras caminaban por las calles del pueblo.

-¿En todo el planeta es igual?- preguntó la niña con curiosidad.
- No lo sé. Jamás he salido de Keleb, a excepción de tu dimensión. A propósito, ¿cómo se llama tu pueblo?
- ¿Te refieres a mi planeta?
- Sí.- ahora el curioso era Aker.
- Yo vivo en la Tierra.- dijo ella.
- ¿Conoces toda la Tierra?
- No, solo por los libros y la televisión.
- Sé que es un libro pero lo otro...
- Lo otro es algo muy complicado de explicar, es mejor que lo olvides.
- Está bien.
-¿Cómo se llama este planeta?- preguntó Beths
- No lo sé. Jamás lo había pensado. ¿Dónde aprendiste el nombre de tu planeta?
- En el colegio. Todo el mundo lo sabe.
- En tu planeta de niños y adultos reciben mucha información, debes conocer muchas cosas
- No exageres, no sé tanto, solo voy en sexto año.
-¿Qué es un sexto año?
- El nivel escolar. ¿Acaso no vas al colegio?
- Oh si, eso... colegio... No, jamás. Esos lugares sólo son para los escogidos de los adultos y como los demás somos esclavos... no les importa si no sabemos cómo se llama este planeta - dijo con un tono de rabia y rencor.
- Lo siento, no lo sabia - se disculpó la joven.
- No te preocupes. Hay muchas cosas que desconoces.

Continuaron caminando hasta que Aker se detuvo frente a una casa enorme.

- Aker, ¿vives aquí?- preguntó Beths sorprendida.
- No, yo vivía con mi amo. Pero como ahora soy libre tendremos que dormir más allá, entre esos árboles para evitar el frío.

Siguieron hacia aquellos árboles acomodándose entre unos arbustos, entonces Beths preguntó:

-¿Alguien más ha logrado ser libre?
- Nadie. Todos han muerto, incluso los que suplicaron por su vida ante el rey.

Entonces Aker se sintió muy mal, estaba triste, un pensamiento desconsolador pasó por su mente.

- Por lo visto, nosotros también moriremos -dijo él.

Beths cambio el tono de la conversación diciendo:

- ¿Nosotros? Me suena mucha gente.
- Iras conmigo aunque no quieras- dijo y luego sonrió, había entendido el mensaje.
-¿No puedes ir solo?- le dijo la joven con pereza.
- Podría... si no estuvieras aquí. ¿Por qué no me haces el favor de acompañarme?
- Porque no te debo nada, tú me trajiste aquí... ¿o ya se te olvido?
- No trates de echarme la culpa, fue otra la que se metió donde no debía.
- ¿Que insinúas?
- Me debes la vida, yo te salvé de aquella bestia.
-¿Entonces sí te debo algo?
- Así es, mi querida Beths, me debes y voy a cobrarte, algún día salvarás mi vida.
- No es justo, ¿cómo esperas que lo haga?
- El destino se encargará, estoy seguro.
-¿Me quedaré para siempre en Keleb?
- No necesariamente, luego veremos como solucionamos eso, ahora lo más importante es nuestra misión.
-¿Será muy peligroso?- preguntó preocupada.
- Lo suficiente como para asegurarle al rey mi muerte, pero él no me conoce, no sabe de lo que soy capaz... y tú no debes temer, estás conmigo.
- ¿Debería aliviarme tu presencia?
- Que graciosa. Si prefieres podrías quedarte, pero serías una esclava de los adultos como todos los de nuestra edad.
- Tal parece que no tengo alternativa - dijo resignada.
- Definitivamente no tienes más opciones, mi estimada Beths - dijo con una sonrisa.

Luego de un rato, Beths miró al cielo y dijo:

-¿Cómo es Keleb?
- Es un pueblo pequeño y muy triste.
- ¿Porque dices que es triste?
- Mucha gente no es feliz. Y no hablo solo de los niños, sino también de varios adultos que he conocido, como mi amo, él era muy bueno conmigo.
- ¿Conoces a tus padres, Aker?
- No.
- ¿Te gustaría saber de ellos?
- Tampoco.
- ¿Por que no, les tienes rencor?
- Por supuesto, ellos me abandonaron.
- Tal vez los obligaron.
- ¿Que pretendes, eh? Si esperas que te diga que tal vez los perdonaría, pierdes tu tiempo. Ahora dime tú, ¿tienes a tus padres?
- Sí... pero es como si no los tuviera, yo no soy su verdadera hija.
- ¡Baya!, como son las cosas. Parece que eso te afecta, mientras que a mi no me importa, nunca los necesité y me parece que tu tampoco - se recostó mirando el cielo.
- No tienes que ser tan agresivo.
- Pues no trates de cambiar mis sentimientos.


Beths se recostó también, cerró los ojos y se quedó en silencio por un momento, luego le dijo:

-¿Extrañarás a tu pueblo?
-¿Por qué lo preguntas? Volveremos pronto, no habrá tiempo de extrañar nada.
- Si logras esta prueba serás libre y...
- No me iré de Keleb - interrumpió el joven.
-¿Que harás entonces?
- Seré el rey de mi pueblo.
-¿Cómo lo harás?

Aker se sentó a su lado y mirando al cielo dijo:

- Pensaba que la forma de derrotar a Orien era venciendo a su bestia. Pero, luego me di cuenta que era su ejercito la verdadera fuerza a destruir, y yo por más hábil que fuera, no sería capaz de vencer tal poder.
- ¿Por qué peleaste contra la bestia entonces?
- Porque me di cuenta de esto mientras peleaba con ella. Su ejercito siempre esta fuera del pueblo, en realidad, nunca se sabe si están o no. Tuve mucha suerte de que hoy no se encontraran o nos habrían perseguido.
- El rey estaba entre la espada y la pared, no tenía a su ejército para defenderse así que te mandó lejos.- afirmó Beths.
- Es un tonto, él mismo me dio la oportunidad de vencerlo por completo. Con esa arma libraré a Keleb y seré su rey. Casi puedo imaginarlo, yo, Aker, el rey, seré el más justo, ya no habrá diferencias entre niños y adultos. Reconstruiré mi pueblo, será feliz y el más hermoso, tendrá...

Entonces Aker se dio cuenta que Beths ya dormía. Guardó silencio y soñó con todas las cosas que haría cuando fuese el rey.

A la mañana siguiente, el joven guerrero y su compañera emprendieron rumbo hacia el norte, donde los esperaba el desierto.

- Aker, ¿no piensas llevar nada más que esa bolsa para el viaje?
- Aquí tengo todo lo que necesitamos, tú no te preocupes por nada.
- Siempre me dices que no me preocupe.
- Esta vez será así. La prueba no es tan difícil, aunque nada es seguro. Todo lo que se cuenta sobre las cosas fuera del pueblo son puras habladurías, puros cuentos. Nadie ha ido más allá del desierto del Norte. Si todo sale como espero que salga, no habrá dificultades, te lo aseguro. Confía en mí.
- Que remedio. Por nuestro bien espero que así sea.- dijo ella.
- El desierto no será problema, tendremos algunas dificultades en el río pues debo construir una embarcación, seguramente si hay monstruos estos viven en las profundidades.
-¿Ese río es muy profundo?- preguntó Beths extrañada por las palabras de Aker, quien parecía hablar de un inmenso mar.
- Profundísimo, según cuentan.
- ¿Es muy grande?
- Muy grande
- Entonces es un mar
-¿Que es eso?
- Una gran extensión de agua.
- Pues sí, puede ser. Es que aquí todo lugar que tenga mucha agua es un río.
- Tienen un vocabulario muy simple.- dijo ella.
- Si con vocabulario te refieres a las palabras que usamos, solo los esclavos nos manejamos así, los estudiosos hablan más complicado. En cuanto a ti, dices muchas palabras extrañas.
-En la Tierra nos preocupamos de nuestro idioma y nuestra forma de hablar para que así nos podamos entender mejor, es que en mi planeta es algo complicado entenderse.
- Cuando sea rey los niños volverán a ir a los colegios para que aprendan muchas cosas y se las puedan enseñar a otros.
- En la Tierra a los niños no les gusta ir al colegio.
- Pues, que tontos son.
- Aunque tienen que ir por obligación.
- Si pusieran atención al colegio aprendería lo importante que es estudiar.
- El colegio es aburrido.
- Pues que floja, a mi me encantaría ir.
- Es que tú no sabes lo que es.
- Aprender es bueno, con eso me basta para hacer un esfuerzo, cualquiera que sea.
- Mejor dejémoslo así. Vamos, debemos comenzar nuestro viaje.

Y emprendieron el camino hacia el desierto. Aker parecía tener todo bajo control, mientras que Beths no sabía qué esperar de todo esto. La joven se había metido en un lío, lo que le parecía muy emocionante a pesar del peligro. De alguna forma ella confiaba en quien se había convertido en su guardián, el joven guerrero Aker.